Fasting and Sacrifice (Spanish translation)

Ayuno y sacrificio

 

Muchas personas alrededor del mundo están siguiendo la Cuaresma, entendida popularmente como una época para ayunar o para renunciar a algo, y con la intención de prepararse espiritualmente para la Semana Santa, la conmemoración más sagrada en el calendario cristiano. Para aquellos que siguen esta creencia, la abstinencia en el consumo de ciertas comidas–carne por lo general–se acompaña con otras disciplinas, tales como la lectura de las escrituras, dar limosna y ofrecer oraciones especiales.

En otras tradiciones también se hace ayuno. Los musulmanes ayunan (no comen, ni toman agua sin importar si hace calor) desde el amanecer hasta el atardecer durante el mes del Ramadan, y los judíos ayunan durante veinticinco horas con ocasión del Yom Kipur, el día de la Expiación (que corresponde a la segunda entrega de las Tablas de Moisés, y la expiación de los israelitas por su locura al adorar al becerro de oro). En algunas partes del mundo los budistas también ayunan durante el Vassa. Coincide con la estación de lluvias -en donde la haya-, y es una costumbre anterior a los tiempos de Gautama Buda; por razones prácticas los monjes errantes suspenden sus viajes durante los monzones, y aprovechan la inactividad obligada para hacer retiro espiritual.

Cuando pensamos en ayuno, podemos también pensar en la palabra ‘sacrificio’. Esta palabra está más asociada a renunciar a algo, como por ejemplo, durante un juego de ajedrez, en el que uno puede decidir el sacrificio de un peón con el fin de ganar alguna otra ventaja. El significado original de la palabra, sin embargo, era el de volver algo sagrado, y quizás es un signo de nuestra profunda inmersión en la dualidad el que nos sea difícil imaginar que algo pueda hacerse sagrado si no renunciamos a ello. Por un lado, entregar algo y especialmente a alguien en necesidad puede ser un acto sagrado y lo es aún más si lo entregamos desde el corazón. Por otro lado, el dedicar tiempo y atención para mantener una esquina de la casa como un lugar especial de belleza también puede ser un sacrificio–aunque la primera alma que se nutrirá con esto sea la tuya.

Ayunar es ejercer la propia voluntad; requiere disciplina. Esto siempre es de beneficio para el buscador en el camino espiritual, pero si la disciplina no está íntimamente ligada al ideal, el beneficio mengua. Sacrificio significa ‘dedicar a lo Divino’–que puede implicar obrar sin algo, pero de nuevo, si la abstinencia no está ligada a tu ideal entonces el sacrificio no es sagrado. Pocos llegan al supremo sacrificio del místico, de quitar de enfrente totalmente su yo en aras del Divino Amado; para aquellos que lo hacen, cada acto, pensamiento, cada aliento se vuelve sagrado.

 

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