Forgiveness (Spanish version)

Perdón 

En una conversación reciente, surgió la pregunta sobre hacer las prácticas cuando estamos de mal humor – sintiéndonos enfadados, por ejemplo, o atrapados de algún otro modo en el tumulto del mundo. Por un lado, podríamos suponer que nuestras plegarias y ejercicios espirituales nos ayudarán a superar la nube que nos rodea, pero por el otro nos sentimos reacios – podríamos incluso decir que avergonzados – presentarnos ante la Divina Presencia en tal estado: sucios y, francamente, en necesidad de un cambio de ropa. Entonces, ¿qué debemos hacer? 

Por supuesto, hay nobleza en querer presentar sólo lo mejor ante nuestro ideal, ante nuestro ‘Amado’, pero si esperamos al momento perfecto, cuando nos sentimos en paz e inspirados, ¡encontraríamos que rezamos muy de vez en cuando! Más aún, nuestras visitas al altar del corazón se supone que son para sanar, ir solamente cuando ya estamos elevados es un poco como esperar a estar en buen estado de salud para ir al médico. 

En los momentos en los que nos sentimos perturbados, cuando nuestra mente y corazón parecen estar llenos de sombras y ‘no espirituales’, lo mejor es simplemente admitir nuestra condición y pedir a la Divinidad que nos ayude a soltarla. Admitir las faltas y errores es un gran paso en el camino espiritual, y es a través de esta lección que los verdaderamente sabios se vuelven aún más humildes. Debe estar acompañado, sin embargo, por un gran segundo paso, que es permitir que el error sea lavado por la corriente del perdón, de manera que podamos iniciar la vida de nuevo. Si tenemos la actitud apropiada, ese inicio está siempre esperándonos. A Hazrat Inayat Khan le gustaba citar a cierto poeta que escribió: ¡Cada momento, nuevo, nuevo, fresco, fresco! 

A menudo esta aceptación es difícil para nosotros porque tenemos una interés del ego en la ira o el resentimiento o lo que sea que dio paso a la nube que oscurece la luz. Es por eso que necesitamos practicar la lección que Jesús entregó cuando enseñó a sus seguidores cómo rezar: perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Si somos reacios a admitir nuestras limitaciones y aceptamos la sonrisa y el abrazo de bienvenida de origen Divino, puede ser porque todavía nos negamos a perdonar las faltas de los demás. En ese caso, puede ayudar recordar que en algunas traducciones, la oración habla de ‘deudas’. Cancelar una deuda es un concepto que el mundo material puede entender fácilmente– que simplemente soltamos nuestras expectativas de los demás. Con esto limpiamos el registro de una cuenta que en cualquier caso probablemente nunca se hubiera pagado, y con esa generosidad aprendemos a conocer la indulgencia de Dios para con nosotros. 

Traducido por Darafshan Daniela Anda

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