Further on Devotion (Spanish version)

Más acerca de la devoción

La reciente entrega acerca de devoción (¿Devoto? ¿A quién?) mencionaba que un aspecto del camino sufí es el cultivo del corazón. ¿Cómo hacerlo? Ciertamente sabemos desde nuestra experiencia con diferentes personas que unas son cálidas y de amplio corazón, mientras que otras lo son menos. Esta cualidad tampoco es el simple resultado de apariencias y comportamiento; alguien puede mostrar unas maneras cordiales y amistosas y sin embargo dejarnos con una sensación fría, vacía, mientras que otra persona puede decir casi nada, y sin embargo nos sentimos totalmente bienvenidos en su corazón. ¿Es una cualidad inmutable que nos es dada al nacer? ¿O hay una forma de mejorar lo que la naturaleza nos ha dado?

En cierto modo, los buscadores espirituales son como los antiguos antepasados que buscaban cultivar por primera vez; lo que la naturaleza les daba de una manera dispersa no era suficiente, y tenían que aprender a cuidar las plantas que deseaban cosechar. Por supuesto, es duro trabajo y requiere que nos adaptemos a nuestro propósito, pero los esfuerzos sinceros son recompensados (¡mientras que el descuido puede llevarnos a la hambruna!). Hazrat Inayat Khan habla de tres aspectos que se relacionan en el ser humano: naturaleza, carácter y personalidad. Naturaleza es con lo que nacemos; los padres entienden que cada hijo es único, que viene con ciertas tendencias, ciertas fortalezas y ciertas deficiencias. Por la enseñanza de sus padres y de la vida, el niño puede comenzar a hacer lo mejor de esa naturaleza, a desarrollar las fortalezas y a superar las deficiencias; ese es el desarrollo del carácter. Y cuando el carácter ha madurado en forma suficiente, entonces podemos ver el nacimiento de la personalidad, la cualidad de ser una persona de verdad y no un mero autómata, que reacciona en forma mecánica a los impulsos internos y a los estímulos externos.

En otras palabras, el cultivo del corazón es ciertamente posible, pero es grandemente descuidado en nuestra era. El desarrollo de nuestro cuerpo físico, el vehículo material del espíritu, se persigue ahora de manera obsesiva. Hay eventos deportivos mundiales, con millones que observan carreras que se miden a la milésima de segundo. Muchos toman como un aspecto importante de su vida personal el entrenar regularmente el cuerpo de varias maneras, pero la atención al cultivo consciente y consistente del corazón, el sentido del sentimiento profundo, es mayormente pasada por alto.

No podemos esperar ver algún día una ‘olimpíada del corazón’ — por un lado, no habría utilidad material en semejante evento — pero podemos esperar que el entrenamiento del corazón pueda adoptarse de manera más amplia.

¿Y cómo comenzar? Encuentra sitio en tu corazón para el otro. Se dice fácilmente, pero no se hace con facilidad. Aún más, mientras más lo perseguimos, más nos enseñará la búsqueda lo que necesitamos saber. Y al final podremos encontrar la verdad del hermoso dicho del Gayan:
Aquél que hace espacio para otros en su corazón,
Encontrará lugar para sí en todas partes. 

 

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