Hazrat Inayat : Faith pt III (Spanish version)

Hazrat Inayat: Fe pt III 

Continuamos con esta serie de enseñanzas de Hazrat Inayat Khan sobre el tema fundamental de la fe. La publicación anterior de esta serie puede encontrarse aquí

La confianza no está garantizada mediante una creencia ciega, sino mediante una cuidadosa percepción de la vida que nos rodea. El ser más elevado es entonces capaz de ser como el jinete sobre un caballo y dirigir todos los asuntos y acciones del ser inferior.  La fe defiende el deseo innato del ser más elevado, y mientras más se desarrolla la fe, mayor es su influencia, a través nuestro, en todo nuestro entorno.  La fe genera fe. Además, la fe debe dominar la razón y dirigirla; y lo hará con más seguridad cuando nos demos cuenta de que cada pensamiento, deseo o impulso que llega a nuestro corazón proviene de Dios, para ser cumplido por algún gran propósito Suyo. 

A veces una persona dirá, “una vez tuve una gran fe, pero en el transcurso de mi vida he conocido personas en las que no se puede confiar para nada.  Ellos me engañaron y desde entonces he perdido la fe en todos”. Esa persona debe ser compadecida, ha perdido mucho más que cualquier otro. La buena cualidad que tenía ha sido aniquilada por experiencias desafortunadas. ¡Qué importante es que el corazón del que tiene fe se mantenga inquebrantable! 

En India hacen que las aves peleen por deporte. Se llama baterbazi (pelea de pájaros). Dos aves son puestas sobre una mesa mientras todos se paran alrededor de ella para ver la diversión. Tan pronto como las aves se miran, se atacan. El dueño de cada ave piensa que la suya será la ganadora, que el premio será para él. Pero tan pronto como pareciera que un ave será vencida, su dueño la retira enseguida diciéndole al otro, “Has ganado, no continuaremos la pelea”. Esto se debe a que él quiere salvar a su ave de ser decepcionada. Ella perdería su fe. 

Aquellos que no tienen fe en sí mismos, aquellos cuya fe está rota, son como el ave a la que se le deja ser vencida. Por más fuerte que se vuelva, siempre quedará la impresión en su mente de haber sido vencida; y esto no lo puede soportar.    

Es lo mismo con el elefante, animal gigantesco como es. Una vez que es golpeado, toda su fuerza y su poder desaparecen. Durante años no lo olvidará. A pesar de todo el poder que está en su interior, nunca atacará a otro elefante. La fe que realmente le daba su poder, se ha ido. 

Hay un dicho indostaní que dice, “El fracaso y la victoria están en la mente”. Si hay fracaso, está en la mente; si hay victoria, está en la mente. Mientras la mente no haya fallado, un aparente fracaso puede ser una victoria, pero si la mente ha fallado, una aparente victoria se convierte en un fracaso. Ese gran poder que tiene la mente no es más que el poder de la fe. Las personas que han hecho grandes obras, no las han hecho debido a su herencia mundana, porque hay casos en que las personas comienzan su vida sin un centavo, y sin embargo terminan su vida como millonarios.  No tuvieron ayuda que los aliente, o los levante en la vida, ellos mismos elevaron su posición.  

Entonces vemos que la razón no es parte de la fe. Las personas pueden ser llamadas fanáticas porque trabajan solo por la fe, sus críticos piensan que la fe solo les permite imaginar cosas. Pero hay un sinnúmero de personas que piensan y razonan toda su vida, preguntándose, “¿debo hacer esto? ¿cómo puedo hacerlo? ¿cómo puedo superar estos obstáculos?” Y todo el tiempo están pensando en los obstáculos o esperando que surjan las circunstancias apropiadas – y nunca lo hacen.  Pueden pasar toda su vida en búsqueda de algo que la razón les impide alcanzar.  

Es todo lo opuesto con la fe. Cuando hay fe, no hay pensamientos sobre si hay algún modo de alcanzar el deseo que ha surgido en nuestra mente, o si no hay ningún medio.  Esto no importa cuando la fe está allí para cuidar y defender la idea, para regarla y hacer que la planta crezca y de frutos, para que algún día podamos ver su realización. 

Pregúntale a quienes han tenido una vida maravillosa en este mundo.  Observa lo que ellos tienen que decir al respecto.  ¿Qué dice Cristo? ¿Qué dice Mahoma? Cuando Cristo caminó sobre el agua, le dijo a Pedro, “hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”. Si Pedro hubiera tenido fe, hubiera conquistado las aguas. 

En las diferentes guerras que el Profeta de Arabia tuvo que enfrentar durante su vida, ¿qué encontramos? Desde el principio hasta el final hubo guerras. Nació como un huérfano porque su padre ya no vivía y su madre murió al darlo a luz. No había recursos, ni de dinero ni de influencia cuando el mensaje fue dado. Más tarde, toda la comunidad se levanto en su contra; hasta sus parientes estuvieron contra él. ¿Qué lo sostuvo? Fue su fe. Su llamado a su pueblo fue que tengan fe. 

En una ocasión, cuando el ejército de los enemigos del Profeta había ganado, uno de ellos por casualidad lo atrapó solo. Estaba arrodillado sobre su pecho con la intención de matarlo. Pero antes de hacerlo, dijo, “Oh Profeta, toda tu vida has enseñado el nombre de Dios. Ahora dime, dónde está tu Dios. ¿A dónde fue?”.  Y el Profeta exhortó el nombre de Dios, a Quien invocaba noche y día; y tan pronto como ese Nombre llegó a su mente, la fuerza de todo el mundo llegó a su interior.  Con un salto derribó al hombre, tomó su espada y dijo, “¿Quién te salvará ahora, pues de nuevo estás en mis manos?” Y él respondió, “Tu, Mahoma”. Y Mahoma dijo, “Oh hombre de poca fe, hasta ahora no has aprendido la lección. Hoy has visto que mi fe en Él me salvó. Él acaba de salvarme.  Si tomas su Nombre, también te salvará, ¡Pídele!” 

La fortaleza de esa fe y la esperanza que imparte, el poder que da, la fuerza que la fe puede dar, ¿hay algo igual? 

Continuará… 

Traducido por Inam Anda 

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