Hazrat Inayat : Initiation pt V (Spanish version)

Hazrat Inayat : Iniciación parte V

A medida que continuamos nuestra exploración del tema de la iniciación, Hazrat Inayat Khan nos da algunos vislumbres del trabajo sutil del maestro místico en la afinación del estudiante. La publicación anterior de esta serie se puede encontrar aquí.

El camino místico es el camino más sutil a seguir. La relación entre el maestro y el alumno es demasiado sutil para que las palabras la puedan expresar. Además, el lenguaje de un maestro místico es siempre evasivo; no puedes, por así decirlo, atarlo a sus palabras, no puedes preguntarle si dirá claramente que es así o asá, o esto y aquello. Y si un místico lo hace, no es un místico; si es un místico no puede hacerlo, porque el místico puede parecer que está en la tierra, pero está volando en el aire. Ni el aire puede convertirse en una roca ni el místico puede convertirse en un ente burdo. Ni su “si” significa lo mismo que el “si” de los demás, ni su “no” significa lo mismo que el “no” de los demás. El lenguaje del místico no es el lenguaje de las palabras; es el lenguaje del significado. Es la mayor angustia del místico, tener que usar las palabras del lenguaje cotidiano, las cuales no son sus palabras. No se puede expresar a sí mismo en esas palabras. Y el mismo carácter, la misma manera encontrarás en la acción del místico. Cada acción exterior suya no expresa a todos el significado que hay detrás de ella. Tal vez ese significado es mucho más importante internamente, en comparación con la insignificante acción exterior.

El maestro, por lo tanto, prueba continuamente a su alumno. Se lo dice y no se lo dice, porque todo debe llegar en su momento. El conocimiento divino nunca ha sido enseñado con palabras ni nunca será enseñado. El trabajo de un maestro místico no es enseñar, sino afinar, afinar al alumno para que éste se convierta en el instrumento de Dios. Porque el maestro místico no es el intérprete del instrumento, es el afinador. Cuando ha afinado el instrumento, lo entrega en la mano del Músico cuyo instrumento debe tocar. El deber del maestro místico es su servicio en esta dirección, como el afinador. 

“¿Es conveniente la disputa con un maestro espiritual?” No, en absoluto. Porque el alumno puede estar hablando un lenguaje diferente; el maestro habla otro lenguaje. Si no hay un lenguaje común, ¿cómo puede ser beneficiosa la disputa? Por lo tanto, en el camino del misticismo no hay disputa. ¿Hay alguna regla a seguir en este camino? No hay una regla fija; para cada persona hay una regla especial. Sí, hay una ley que se aplica a todas las cosas de la vida: la sinceridad es lo único que pide el maestro, porque la verdad no es la porción de lo no sincero.

Puede haber varias iniciaciones dadas al alumno que el maestro ha tomado en sus manos, pero depende del alumno el progresar. Así como los padres están ansiosos, el maestro espiritual está naturalmente ansioso por ver el avance de su alumno. No hay razón para que el maestro mantenga a un alumno atrasado, como no hay razón para que los padres mantengan a su hijo alejado del éxito. Porque, así como en la felicidad del niño está la felicidad de los padres, así en el avance del alumno está la satisfacción del maestro.

Pero luego hay otra iniciación que viene después, y esa iniciación es un desenvolvimiento del alma. Viene como un efecto derivado de la iniciación que se tuvo del maestro. Viene como una especie de expansión de la conciencia, y la grandeza de esta iniciación depende de la longitud y del ancho del horizonte de la conciencia. Muchos la proclaman, pero pocos se dan cuenta de ella. Los que se dan cuenta, no proclaman. Cuanto más fructífero es un árbol, más se dobla, así que cuanto más divina es la realización espiritual, más humilde se vuelve una persona. Es el menos fructífero el que se vuelve más pretencioso. Los verdaderos iniciados difícilmente hablan de la palabra iniciación, no encuentran beneficio en hacer creer a los demás que ellos son iniciados. Poseen sus ganancias, por lo cual no quieren una ganancia externa. Es el que no tiene, el que quiere reconocimiento exterior.

Pero uno podría decir, “¿Cuál es el beneficio de la iniciación?” La respuesta es que, la religión, el misticismo o la filosofía, todo lo que ganamos, debe dar como resultado una forma, y esa forma es, estar lo más adecuados para servir a nuestros semejantes.

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.

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