Hazrat Inayat : Initiation pt XI (Spanish version)

Hazrat Inayat : Iniciación parte XI

Presentamos una nueva entrega de la explicación detallada de Hazrat Inayat Khan sobre el significado y el propósito de la iniciación. En esta parte, menciona la palabra salik, que significa el camino de la disciplina y el estudio, y también rind, que significa una vida libre de todas las restricciones, convenciones y dogmas. La publicación anterior de esta serie se puede encontrar aquí.

Hay una historia de un campesino en la India, un joven campesino que solía tener un gran interés en asuntos espirituales. Y alguien con un gran nombre llegó a su pueblo, sobre el que se decía, como siempre se dice entre simples campesinos, que él era tan grande que al entrar en su presencia uno se aseguraba de entrar en los cielos. Todo el pueblo fue a verlo y a obtener de él la garantía de entrar en los cielos, excepto ese campesino que una vez había sido iniciado. El gran hombre, habiendo escuchado sobre su negativa, fue a su casa y le preguntó: “Cómo es que tú, que te interesas tanto en temas sagrados, no has venido, mientras que todos los demás han venido a verme?” El dijo: “No hubo ningún malentendido de mi parte, sólo hubo una simple razón. Mi maestro, quien me inició, ha partido de esta tierra, y como era un hombre con limitaciones, no se si ha ido al cielo o al otro lugar. Y si, por la bendición de su presencia, fuera enviado al cielo, podría ser más infeliz allí; el cielo se convertiría en otro lugar para mí si mi maestro no estuviera allí”.

Es esta unidad, esta conexión, es esta relación entre el iniciador y el iniciado lo que les da la fuerza, el poder y la sabiduría necesarios para viajar por este camino. Porque es la devoción del iniciado la que suministra todo lo que falta en el iniciador, y es la confianza del iniciador la que suministra todo lo que falta en el iniciado.

No hay ninguna ceremonia que un sufi considere realmente necesaria, pero los sufis nunca consideran las ceremonias o los dogmas como indeseables, por lo que no tienen prejuicios contra las ceremonias. Incluso han adoptado ceremonias para ellos mismos en diferentes momentos.

Los sufis tienen varios caminos de realización, por ejemplo los caminos salik y rind; y entre los que recorren el camino salik, de la rectitud, hay muchos cuyo método de realización espiritual es la devoción. La devoción requiere un ideal; y el ideal de los sufis es el ideal de Dios. Alcanzan este ideal a través de un proceso gradual. Primero toman el bayat, la iniciación, de la mano de alguien cuya presencia les da la confianza de que será un consejero valioso en la vida, y un guía en el camino aún no transitado, y quien al mismo tiempo les muestra en la vida la imagen de la personalidad Rasul, la personalidad del hombre ideal.  Él es llamado Pir-o-Murshid.

Hay muchos pasos en el camino. Este es un tema muy amplio, pero condensándolo, diría qué hay cinco pasos principales. El primero es la respuesta a la belleza de todo tipo, en la música, en la poesía, en el color o en la línea. El segundo es la exaltación producida por la belleza, el sentimiento de éxtasis. El tercer paso es la tolerancia y el perdón, cuando estos vienen naturalmente, sin esforzarse por ellos. El cuarto es que se acepta, como si fueran un placer, las cosas que no nos gustan y que no podemos soportar: en lugar de un tazón de vino, el tazón de veneno. Y el quinto paso se da cuando se siente la rienda de la mente en la mano; porque entonces se empieza a sentir tranquilidad y paz a voluntad. Esto es como montar un caballo muy vigoroso y vivaz, pero sujetando las riendas con firmeza para hacerlo caminar a la velocidad que uno quiere. Cuando se da este paso, el murid se convierte en un maestro.

El momento de la iniciación se supone que es un momento para limpiar todos los pecados del pasado. La limpieza de los pecados es como un baño en el Ganges. Es el baño del espíritu en la luz del conocimiento. A partir de ese día se da vuelta a la página. El murid hace su voto al murshid de que atesorará las enseñanzas de los maestros del pasado y las mantendrá en secreto, que hará buen uso de las enseñanzas y de los poderes adquiridos con ellas, y que intentará aplastar sus nafs, su ego. Promete que respetará a todos los maestros de la humanidad como la única encarnación del hombre ideal, y se considerará a sí mismo como el hermano no solo de todos los sufis de la Orden a la que pertenece, sino también fuera de esa Orden, de todos los que son sufis en espíritu aunque se llamen a sí mismos de manera diferente, y de toda la humanidad, sin distinción de casta, credo, raza, nación, o religión. Los sufis se comprometen en halka, un círculo de sufis sentados practicando zíkar y fikar para que el poder de uno ayude al otro.

Además practican el tawajjoh [=concentración], un método para recibir el conocimiento y el poder del maestro en silencio. Esta forma es considerada por los sufis como la más esencial y deseable. A veces un murid receptivo alcanza en un momento una perfección mayor de la que podría alcanzar en muchos años por medio del estudio o la práctica, porque no sólo es su propio conocimiento y poder lo que el murshid imparte, sino que a veces es el conocimiento y el poder del Rasul; y a veces incluso de Dios. Todo depende del momento y de cómo se enfoquen las almas expresivas y receptivas.

La tarea del maestro Sufi no es forzar una creencia en un murid, sino entrenarlo, para que se ilumine lo suficiente como para recibir revelaciones por sí mismo.

Continuará…

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.

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