Hazrat Inayat Khan : The Freedom of the Soul pt VI (Spanish version)

Hazrat Inayat Khan: La Libertad del Alma parte VI 

Continuando con la serie sobre la libertad del alma, en los siguientes párrafos Hazrat Inayat Khan da una clara y profunda imagen de la relación entre el único y divino Espíritu y la multitud de seres humanos aparentemente individuales. La publicación anterior de esta serie se puede encontrar aquí

En Oriente, se dice que la razón por la que un bebé llora inmediatamente después de nacer es porque se aflige por la pérdida que experimenta, y esta pérdida es la pérdida de libertad. El alma que una vez fue libre, y podía flotar en las esferas más altas que los pájaros, y podía expandirse y vivir como luz y vida, se ha vuelto cautiva en este cuerpo limitado de carne y huesos cuando vino a la tierra, una esfera que es bastante nueva y extraña para el niño. No ha hecho todavía ninguna conexión con seres terrenales, ni con la atmósfera terrestre. Por eso primero que hace un alma es llorar. Los Sufis, todos los místicos, han reconocido este hecho, y han basado su filosofía en esta teoría, que, a través de todas las condiciones de la vida, el hombre está consciente o inconscientemente buscando la libertad. 

Puede ser que uno busque la libertad de no tener que trabajar; otro puede buscar la libertad alejándose de alguna influencia que le rodea; tal vez otro busque la libertad desde un punto de vista nacional. Pero todos y cada uno de ellos se esfuerzan continuamente por la libertad, y lo que da el incentivo para luchar por la libertad es el deseo inconsciente que el bebé siente desde el momento de su nacimiento. Es por eso que el hombre está continuamente esforzándose, consciente o inconscientemente, en lograr esa libertad.Nuestra desesperación, nuestra depresión, nuestra tristeza, nuestras preocupaciones pueden tener innumerables causas. Pero en el fondo de todo esto hay una y la misma causa, y es que nuestra alma se esfuerza cada día por la libertad, que es algo que tal vez sólo la muerte nos dará. La gente muy a menudo se suicida esperando con esto obtener la libertad. A veces las personas piensan que alejarse de todo el mundo les dará esta libertad, pero no saben que cualquier esfuerzo que se haga para salir de una situación, seguirá sin ser libre, ya que es el propio yo el que está en cautiverio. Aparte de todas las situaciones externas que nos dan la impresión de estar encarcelados, incluso nuestro propio yo está cautivo; somos un cautivo en nosotros mismos.La relación entre el alma y el cuerpo es como la de la chispa y el carbón. Cuando la chispa del fuego toca el carbón, entonces es atrapado por el carbón. El dicho “se ha prendido fuego” significa que el fuego, que estaba separado de él, ha sido atrapado por él, y así el alma es atrapada por el cuerpo. Se puede también ver de otra manera: que el cuerpo es atrapado por el alma, o mejor, que el cuerpo es usado por el alma. Y así como el carbón se convierte en cenizas, así el cuerpo al final es destruido. Pero el fuego no se pierde; ha desaparecido a su propio elemento, que es el calor. 

Es el sol el que está en la electricidad y en la luz del gas y en todas las formas de calor; es el sol que se manifiesta a través de diferentes procesos. Es lo mismo con el espíritu, que, como el sol, ha aparecido a través de diferentes procesos como almas. Uno se ha vuelto muchos en formas diferentes, aunque no son muchos en realidad. La luz aparece como un fuego en una habitación, o como seis o como cien luces diferentes, pero en realidad es una sola luz. Es sólo en apariencia, porque hay tantas bombillas, que cada luz es limitada. De la misma manera, cada cuerpo humano ha absorbido la luz divina, y la muestra como una luz separada; y todas esas luces que se ven en muchas bombillas se llaman almas. Pero podríamos llamarlas la luz en sí misma, porque es un espíritu visto en diferentes bombillas como almas diferentes. Todos los seres humanos son parte de una consciencia, tienen una fuente y un objetivo, aunque el espíritu es atrapado por diferentes vehículos. 

Continuará… 

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J. 

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