Hazrat Inayat : Mastery pt. III (Spanish version)

Hazrat Inayat : Maestría pt III 

Mientras continúa con su descripción del camino a la maestría, Hazrat Inayat Khan explica la necesidad de adoptar el principio del ‘No, no tiene importancia.’ La publicación anterior puede encontrarse aquí. 

Imam Al-Ghazali dijo en su texto ‘Alquimia de la felicidad’ que ‘el camino espiritual es como lanzar una flecha hacia la oscuridad.’ No puedes saber en dónde cae o a qué le pega. Estás yendo a ciegas, sin saber lo que realmente buscas ni lo que has alcanzado. Existe un solo proceso recomendado: si tu paso por el camino espiritual te hace sentir más fuerte en tus pies, podrás darte cuenta de lo que se puede lograr con paciencia y esperanza. Si hubieras prestado atención solo a esto a lo largo de toda tu vida, y hubieras observado lo que haces, podrías ver tu propio progreso, ¡y qué alentador sería eso! Otra persona que sigue quejándose que nunca se manifiesta nada en su camino espiritual – ninguna forma, ningún “fantasma”, ningún color, ninguna voz, ninguna palabra, incluso si hubiera tenido tales manifestaciones no le habría ayudado en nada, pero se desalienta por no recibir ninguna. Su maestro fácilmente puede llevarlo por mal camino simplemente porque quiere alcanzar cosas que no tienen importancia, pero un maestro de verdad no lo alentaría a buscar tales cosas.    

Las palabras, “No, no tiene importancia,” forman una suerte de principio para adoptar en nuestras vidas. Claro que existen cosas que obviamente tienen importancia; tiene una gran importancia que no sigas tu ideal, si cometes un desliz de la lengua, o cualquier otro defecto. Pero no tiene importancia si alguien más no está siguiendo el mismo ideal. No puedes alterar su plan de vida o su opinión, así que ¡no tienen importancia para ti! 

El camino espiritual puede ser natural o antinatural. Cuando la persona ancla su pensamiento y mente al mundo exterior, participa de la tierra en lugar del cielo, de la materia en lugar del espíritu. Al participar de las cualidades y hábitos y limitaciones de la materia, se olvida todas las cualidades del espíritu. Cualesquiera sean las cualidades de las que participa, esas cualidades atraen a la persona a la sustancia de la que provienen y, por tanto, a medida que avanza, tal persona es más atraída a la tierra que al cielo. Tal persona no iría al cielo [por elección propia], pero preferiría quedarse en la tierra a pesar de todos los sufrimientos, las dificultades, y los males que pertenecen a la vida en la tierra.  ¡Las personas están tan apegadas a esta! No conocen la dicha, la paz, el placer y la felicidad y la comodidad del otro lado, porque absolutamente no tienen la experiencia del espíritu. 

Sin embargo, algunas personas sienten algo como un llamado del espíritu, y aun así están apegadas al mundo objetivo de muchas maneras. Es como si estuvieran tejidas en la red de este mundo de forma tan íntima que es muy complicado escapar. Por cada paso que toma hacia el cielo, se le jala diez pasos de vuelta a la tierra. Cualquier persona que tome este camino está, por tanto, en constante guerra. Debe enfrentar problemas con sus relativos, sus amigos y sus conocidos; experimenta problemas con las personas que malinterpretan sus intenciones; abusan de ella, la juzgan, la acusan de hacer cosas y pensar de una forma que, de hecho, está justificada. 

Piensen en Cristo, cuyos pensamientos eran tan contrarios al pensamiento religioso de su época. ¡Qué difícil pasar de la idea de una persona ordinaria a la idea de Cristo! ¡Qué dificultades hay que enfrentar! Pero una vez que luchas contra esta dificultad, y mientras más avanzas, eres más atraído al Espíritu por el Espíritu. Esto continua hasta cierto límite, y todo este tiempo la dificultad es muy grande. Una vez que alcanzas el límite, todo se vuelve fácil. Si tan sólo se controla la fuerza de voluntad, se superará la inercia. 

He aquí una anécdota sobre derviches, quienes a veces hacen cosas extrañas. Había una vez cierto derviche sentado en la sombra de un árbol, que era siempre muy amable y servicial con aquellos que venían a verlo. Pero un día, un joven soldado pasaba por ahí y dijo algo al derviche que lo hizo enfadar. Así que intercambiaron algunas palabras. A partir de eso, el soldado comenzó a intimidarlo y a darle golpes en la espalda y cuello, sin que el derviche emitiera ningún quejido. El soldado entonces se marchó.   

Un hombre sabio que estaba sentado cerca pensó para sí mismo, “¡Qué cosa tan extraña! Este derviche es siempre bueno y amable y hospitalario. ¿Por qué estaría entonces tan enfadado el soldado como para golpearlo en el cuello y en todo el cuerpo?” Así que observó atentamente, y notó que el derviche decía para sí mismo, después de varios golpes, “¿Es suficiente, o deseas un poco más?” entonces el sabio se preguntó, “¿Qué significa ‘Deseas un poco más’?” 

La explicación es que el ego siempre quiere ser alimentado, y mientras más se lo alimenta, más energía tiene. ¿Con qué le estás alimentando? Lo alimentas con tus inclinaciones, con obtener elogios de las personas, atención de las personas, beneficios, ayuda, amor. Ya sea justo o injusto, legítimamente o no, el ego nunca está satisfecho; siempre quiere más atención. Como resultado, comienza a gobernar las facultades más altas del poder de inspiración, del poder espiritual, de la sabiduría, la razón, la justicia – todas las bellas facultades. Este nafs, o ego, o Satanás (pues el ego es Satanás) gobierna todas estas facultades, y una persona no puede convertirse en santo hasta que no lo haya aplastado. La única forma de aplastarlo y aniquilarlo es matarlo de hambre. No hay ninguna otra forma que no sea esta. La personalidad del santo no puede llegar a existir hasta que se haya logrado todo esto. 

Continuará…  

Traducido por Darafshan Daniela Anda 

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