Hazrat Inayat : The Freedom of the Soul pt I (Spanish version)

Hazrat Inayat: La Libertad del Alma pt I 

Con esta publicación iniciamos una extensa serie de enseñanzas de Hazrat Inayat Khan sobre el anhelo del alma por la libertad, y los obstáculos que deben ser superados durante nuestro viaje hacia el objetivo. 

La libertad es tal que es deseada por toda criatura. De esto vemos que volverse libre es la tendencia del alma y el anhelo del espíritu. Los animales y las aves, por más que los eduquemos y cuidemos con dedicación, tienen aún el instinto de evitar ser confinados. 

¿Dónde empieza el deseo por la libertad? Su inicio es explicado de una manera muy bella en algunas de las historias antiguas. Las historias de las escrituras hebreas y árabes nos dicen que cuando Dios hizo a Adán, le ordenó al espíritu que entrara al cuerpo de Adán, que había sido creado a partir de arcilla y agua. Cuando le ordenó entrar, el espíritu se negó diciendo, “No, jamás me convertiré en un prisionero de esta cárcel oscura, yo que siempre he sido libre, que he habitado en cualquier parte sin cadenas, sin barreras, jamás me convertiré en prisionero de este lugar”. Entonces Dios dijo a los ángeles, “Canten”. Y cuando cantaron el espíritu entró en éxtasis, la belleza del canto lo embriagó. Mientras estaba en este estado de embriaguez no sabía hacia donde estaba yendo y entonces fue que ingresó al lugar requerido. Entonces, cuando Adán abrió los ojos, el espíritu estaba allí; Adán estaba vivo. 

Rumi dijo, “la flauta de bambú que tanto te atrae, lamenta la separación de su hogar, el bambú original”. En Persia y en India la flauta de caña es tomada de la planta; así habla, “he sido alejada de mi fuente, mi hogar; convertida en un trozo, en vez del todo que era al principio” Y ese dolor en su corazón es lo único que atrae los corazones de aquellos que escuchan. Los conmueve y los motiva a escuchar su anhelo. Hay una bella verdad en esto. 

Cuando indagamos sobre la tragedia de la vida, la primera de todas las causas es esta separación de la libertad. Esta tragedia puede ser vista en todo tipo de personas. Desde ricos hasta pobres, desde los más iletrados hasta los más educados, todos tienen este resentimiento. Tal vez alguno lo confiesa mientras otro no lo hace, pero el resentimiento esta de todos modos en la mente de todos: que ha entrado en este mundo objetivo, porque esta entrada parece ser la causa de toda la tragedia de la vida, la tragedia de que el espíritu del hombre no puede estar satisfecho allí, no puede tener felicidad duradera mientras esté dentro.  

Pero si le preguntas a alguien que encuentres la causa de la tragedia de su vida, podría decir, “Oh, que anhelo tener más dinero; soy muy pobre, y sin recursos soy muy desdichado”. Otra persona puede decir. “Oh, tengo todo lo que quiero, pero mis parientes son envidiosos y muy descorteses conmigo”. Otra dice, “Tengo todo lo que quiero excepto buena salud”. Una cuarta dice, “tengo todo, pero anhelo tener cierta paz”. Otra, “anhelo realizar esta obra, ese gran propósito en la vida, no haberlo hecho me hace desdichado”. 

Y si fueras a cubrirle a cada uno su necesidad en la vida, darle dinero al pobre, armonía al hombre sin armonía, estatus a quien no lo ha logrado, un bello palacio a aquel que lo anhela, salud a aquel que no la tiene, entonces mira ¡por cuánto tiempo cada uno estaría feliz! Sería solo en el instante en el que el deseo se cumple, y luego volvería de nuevo a sentir la necesidad por algo que no sabe que es. Pregunta a su mente, ¿Qué más quiero? Y su mente dice, “te sientes tan descontento”. Y tan pronto pregunta, ¿por qué? Su mente responde que no puede tener aquello que busca. 

De esta manera es que, a todo lo largo de su vida el hombre persigue cosas que no son el verdadero deseo de su alma. A veces piensa sus apetitos corporales y pasiones son los que demandan satisfacción, a veces que son sus capacidades intelectuales; pero aun si fueran satisfechas se hallaría a si mismo todavía descontento. “Tal vez” piensa, “es riqueza, posición u honores lo que está faltando”. O piensa, “no es que no haya logrado las cosas que necesito, sino que no tengo de manera suficiente”. Si tiene un automóvil, esta insatisfecho porque no tiene chofer. 

Su mente, su razón siempre anteponen alguna otra causa para su descontento, en lugar de la verdadera, de manera que se mantenga en una ilusión toda su vida; de manera que toda su vida persiga cosas que no son el verdadero propósito de su alma. A lo largo de toda su vida busca cosas, probando primero esto, luego aquello. Un día compra esto, otro aquello y luego de conseguir estas cosas aún piensa, “Oh, hay todavía algo más, es por ello que estoy triste”; y mientras no lo consigue, considera que esa es la causa. Si tiene diez cosas quiere veinte; si adquiere veinte busca treinta; si tiene treinta desea cincuenta; y así sucesivamente. De hecho, si tuviera miles y billones, quisiera un reino; después de eso un universo completo; y si todo el universo le fuera dado, su corazón no estaría satisfecho, porque todavía no ha entendido lo que su alma requiere. Va por la vida lamentándose y con tristeza por cosas que no puede conseguir, sin entender en qué radica la verdadera ganancia y la verdadera pérdida. 

Por lo tanto, cuando un profeta o alguien que ha comprendido la vida mira este mundo, observa que por más vieja que una persona sea, anciana, joven, de mediana edad, es todavía como un niño. Los niños se ponen muy tristes porque no tienen o no pueden conseguir un juguete, un juguete al que los adultos no le darían ninguna importancia. Para el profeta, los deseos de los adultos en general son también como juguetes. Las cosas que son importantes para el mundo no son importantes para él. Este es el signo de que ha comprendido el propósito de su alma. 

Porque el propósito de su alma es la libertad. La libertad es la verdadera naturaleza del alma. Está presa en la mente y el cuerpo. Toda la tragedia del alma es su cautiverio. Las palabras como nirvana, o mukti, salvación o liberación – todos estos son los nombres del único objetivo o el ideal del alma a lo largo de la vida; sin embargo, casi nadie sabe cuál es su propósito. Todo lo que sabe es que hay tal anhelo, que constantemente existe esta esperanza allí. 

Continuará… 

Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel 

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