Hazrat Inayat: Gracia Divina Pt 1
Se dice que aquel que se preocupa mucho por la causa está muy lejos de la causa. Muchos se preguntan, “Si soy feliz en la vida, ¿Cuál es la causa? Si soy infeliz en la vida, ¿cuál es la causa? ¿Es de mi vida pasada de donde he traído algo que me proporciona felicidad o infelicidad, o es mi actuar en esta vida lo que causa mi felicidad o mi infelicidad?” Y podemos dar mil respuestas a esto y al mismo tiempo no lograremos satisfacer completamente a quien pregunta.
Cuando las personas piensan demasiado a cerca de la ley, se olvidan del amor. Cuando piensan que el mundo está construido de acuerdo a cierta ley, entonces se olvidan del Constructor, Quien es llamado en la Biblia amor: “Dios es Amor”.
En primer lugar, cuando observamos desde la mañana hasta la noche acciones egoístas del hombre, ya sean buenas o malas, vemos que éste no tiene derecho a ninguna felicidad ni a que le llegue nada bueno. Y esto demuestra que Dios no siempre exige de acuerdo a cierta ley. El no pesa tus virtudes en un lado de la escala y Su gracia en el otro, e intercambia Su gracia por las virtudes del hombre. Poniendo de lado al Ser Divino, el hombre en su amistad, en su amabilidad, en su favorecer y desfavorecer, ¿exige siempre de acuerdo a lo que el otro es o está haciendo? No, un amigo admira a su amigo por su bondad y lo defiende de sus malas acciones. ¿Qué es esto? ¿No olvida la ley cuando se trata de amistad? La olvida. Entonces el hombre, en lugar de emplear la justicia y la razón, pasa por alto todo lo que es falta y error. Algo correcto se anticipa a cubrirlo todo, a olvidarlo todo, a perdonarlo todo. Una madre cuyo hijo es acusado de haber hecho algo malo, sabe que ha hecho mal y sabe que está en contra de la ley. Al mismo tiempo hay algo más en ella que desea levantar y limpiar. Ella gastaría lo que fuera, perdería lo que fuera, sacrificaría lo que fuera para que su hijo no sea castigado.
Si esa es la humanidad, donde vemos en la vida cotidiana, que según su evolución el hombre tiene tendencia a olvidar, perdonar, mirar las cosas favorablemente, a cubrir todo lo que es feo – si esa tendencia está en el hombre ¿de dónde viene? Viene de la fuente que es Perfección, allí esta Dios.
Es muy entretenido ver cómo la gente imagina a Dios y Sus actos mecánicos, y como presumen para ellos de libre albedrio. Dicen “escojo hacer esto” o “escojo hacer aquello” y “tengo el libre albedrio de escoger”. Esto es lo que el hombre pregona. Y al mismo tiempo piensa que Dios y todo Sus trabajos y el Universo son mecanismos, que todo funciona automáticamente. El hombre niega que Dios tiene libre albedrio y lo reclama para sí mismo.
La gente mira esto de dos maneras. Dice “todo lo que el hombre realiza es grabado y según eso se ajusta. En el día del Juicio, o bien tiene la recompensa por sus buenas obras o el castigo por sus malas acciones”. Otros que son más filosóficos e intelectuales, dicen “no es Dios sino la ley, el trabajo automático que conlleva un resultado de acuerdo a la causa, y por consiguiente, lo que el hombre haya hecho en su vida pasada lo experimenta en esta vida” Y existe un tercer punto de vista, que no es necesario que haya un más allá y que no es necesario que exista la vida anterior para que el hombre tenga la experiencia y el resultado de sus acciones, sino que cada día es su Dia de Juicio y que cada día trae el resultado de sus acciones. Esto también es verdad.
No hay duda de que el mundo está construido bajo cierta ley, que la creación entera trabaja de acuerdo a cierta ley. Y aun así eso no es todo. Hay amor más alla y son los Profetas de todas las eras los que han reconocido esa parte del trabajo de Dios y han dado al hombre ese consuelo y esperanza de que a pesar de nuestras faltas y limitaciones todos alcanzamos el cielo.
Continuará…
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel