Hazrat Inayat: Nature’s Religion pt I (Spanish version)

Hazrat Inayat: La Religión de la Naturaleza – Parte I

Con esta publicación iniciamos un texto más largo de Hazrat Inayat Khan sobre un tema muy importante. En esta época en la que la religión se ha convertido en la excusa para perseguir a los que son diferentes a nosotros, estas reflexiones merecen especial atención. Aquí Hazrat Inayat prueba el principio fundamental de que la religión no es inventada sino natural, y cuando discutimos sobre nombres y formas, es porque hemos perdido visión de la verdadera naturaleza de la religión.

Aunque no es exagerado decir que existen innumerables religiones en el mundo, y cada religión tiene tantas sectas e Iglesias y templos diferentes que esta vida no es suficiente para estudiarlas – en efecto sería imposible siquiera tratar de contarlas en una vida – aun, aquello que verdaderamente debería ser estudiado demuestra ser algo muy diferente, pues el pensador percibe que todas estas religiones diferentes han surgido de una religión. La religión puede empezar en el Este o el Oeste, en el Sur o el Norte, y aun así siempre terminara en muchas religiones. Mientras más reflexionamos sobre como todas pueden haber venido de una, se hace más claro el hecho de que todas son expresiones de una religión. Y esa religión es la religión de la naturaleza.

Elevarse por encima de una religión no significa abandonar la religión.
Significa beneficiarse completamente de la religión.

La pregunta de lo que exactamente esta religión verdaderamente es y cómo se puede llegar a conocerla, solo puede ser respondida por aquellos que se han elevado a sí mismos mas allá de las limitaciones de las ceremonias y el dogma en las que siempre son instruidos primero. Pero elevarse por encima de una religión no significa abandonar la religión. Significa beneficiarse completamente de la religión. Quienes dicen que han abandonado su religión no están por encima de ella, solo están por encima de ella quienes han alcanzado entendimiento completo del espíritu de la religión. De hecho, cuando el espíritu de la religión se hace manifiesto, Inmediatamente la vista es bendecida. Las distinciones y diferencias de castas y credos y religiones se desvanecen todas en un momento.

Cuando se percibe esto, deja de existir algo que criticar, todo es lo mismo cualquiera la forma de culto utilizada, cualquiera la iglesia a la que se acuda, cualquiera el libro que se lea. De ahí en adelante se ve que no existe algo como el hereje, o algo como el pagano, ninguna diferencia entre el infiel y el musulmán. Pero hasta que no se percibe esta verdad existe siempre el pensamiento, “Cualquier religión, o creencia o fe que tengo o profeso, las escrituras que leo, la iglesia a la que acudo, es la única escritura, la única iglesia, la única fe, este que he entendido y observado como mío a través de toda mi vida, este es el único camino”.

Es como alguien persiguiendo a un pájaro. Mira la rama del árbol que todavía se mueve después de que el pájaro ha volado de allí. Y dice, “Oh, ahí está el pájaro”, pero solo está mirando la rama temblando acá y allá luego de que el pájaro se posara solo por un momento. Llama pájaro a la rama. Otra persona puede ver una rama moverse, pero esta vez la rama es tan fuerte que no es posible que el pájaro la haya movido. Sin entender esto, piensa que el pájaro se posó en esa rama. Pasa lo mismo con la verdad.

En vez de entender el espíritu de la verdad, la gente ha aprendido que la religión radica en el nombre del maestro. Se da importancia al nombre del maestro, a la escritura, a la casa donde el culto es habitual, al sacerdote o clérigo que oficia. Se da preponderancia a ser brahmán o budista, a pertenecer a ciertas comunidades formadas en nombre de una religión en particular, a las castas establecidas, a las familias formadas, a aquellas asociaciones conformadas para seguir un credo en particular, o ceremonia o ley. Finalmente, la lealtad hacia ese sistema religioso en particular se convierte en su vida, y esto conduce a la negación – no solo negación, sino odio real – de la religión seguida por otros. De esta manera es que han surgido todas las guerras y diferencias que han existido en todas las épocas.

El origen de toda religión es el amor y la belleza.

Cuando estudiamos la naturaleza, encontramos que ella no puede crearse a si misma sin expresar su religión. El origen de toda religión es el amor y la belleza. Si no hubiera amor o belleza la religión nunca hubiera existido, porque la belleza es el comienzo de la adoración y la oración. El principio de la oración y el primer paso de la adoración es la admiración.

Un niño no sabe nada de religión, y sin embargo desde muy temprano es atraído por algo que es bello, algo que pueda gustarle. En la medida que crece son solo las formas y los deseos lo que cambia; aun busca obtener el objeto de la belleza. Cuando crece aún más, llega a reconocer la belleza en las cosas intelectuales. Es la belleza lo que inclina al hombre. Cuando un hombre ofrece honor y reverencia a otro es también por la belleza que de una forma u otra percibe en una persona, y se tiene una propensión natural a inclinarse ante esta belleza viviente. La oración y el culto son actos de inclinación ante la belleza, actos necesarios para satisfacer la predisposición con la que toda alma nace, la predisposición que es llamada amor. Y es el deseo innato del amor para satisfacerse a sí mismo el admirar e inclinarse ante alguien, el respetar a alguien, el venerar a alguien, el adorar a alguien.

Continuará…

Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel

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