Acerca de cocinar
Una publicación reciente de poemas de Kashmiri Sufi Nuruddin Rishi incluía el verso:
Él creó al hombre con la naturaleza terrenal
y lo moldeó en el cuerpo de la arcilla.
Él creó todas las cosas naturales de la arcilla.
La cocción se hace en ollas de arcilla.
Cuando la vida se va,
el cuerpo se reduce a polvo.
El polvo se mezcla con el polvo.
En una primera lectura, podemos pensar que el poema es simplemente describe la transitoriedad del cuerpo: Dios hizo tu forma de arcilla, y algún día tu cuerpo volverá nuevamente a ser polvo que se mezcla con polvo. Ciertamente, esta es una lección importante y fundamental para el discípulo espiritual. Debemos reconocer la impermanencia del cuerpo si queremos aumentar la consciencia del espíritu. Pero también hay algo más.
Los poemas de Nuruddin Rishi son cortos, casi silenciosos, y expresan algo de las largas y silenciosas horas de meditación que el poeta pasó en su fría y vacía cueva en el bosque. Las palabras no son parloteos al azar, sino que surgen de la profunda quietud, por lo tanto tienen importancia. Cuando él pasa del cuerpo humano moldeado de arcilla a una olla de arcilla, no está simplemente enumerando cosas hechas de arcilla (tales como ladrillos, azulejos, macetas, loza, etc.), sino que está reflexionando en lo que pasa en nuestra breve ocupación de una forma terrenal. La olla de arcilla sirve para un propósito, pero en sí misma no es la meta. La olla tiene valor por lo que se cocina en ella. De hecho, el poema en sí mismo es un poco como una olla, una forma que envuelve algo tácito.
En una reciente publicación sobre la evolución, Hazrat Inayat Khan menciona que un niño recién nacido es la belleza misma y no es nada más que amor, y aun así no conoce lo que son amor y belleza. Es sólo viviendo en el mundo de diferencias que podemos comenzar a reconocer y apreciar estas cualidades. Es esta transformación a la que podría llamarse “cocinar”.
Pero por supuesto, la cocción requiere de calor, ya sea mediante una llama aplicada a la olla, o, como se hacía en el Neolítico, con piedras calientes lanzadas en el contenido de la olla. En cualquier caso, el calor – o, para ser claro, el sufrimiento – es lo que propicia el cambio.
Y para completar esta extensa metáfora: cuando el contenido de una olla está bien cocido, entonces otros pueden disfrutar de los resultados y ser alimentados. Esta es la razón de por qué se dice en el Vadan, Boulas:
Los portadores de alegría siempre han sido los hijos de la tristeza.
Traducido por Inam Rodrigo Anda