Sobre la conciencia
Un grupo estuvo trabajando por algunas semanas con una frase tomada de las Reglas de Cobre del Vadan: No hagas nada que haga sentir culpable a tu conciencia. A medida que hablaban sobre sus percepciones y experiencias, resultado de este trabajo, un punto fue repetido varias veces: “Para pensar en mi conciencia, debo estar más presente”.
En nuestra vida diaria, es común pasar por alto nuestra conciencia; su presencia se percibe principalmente con sentimientos incómodos de culpa que vienen después de una palabra o acción (o rara vez después de un pensamiento) que va en contra de alguna norma. Es por ello que tendemos a pensar en ella como una especie de dedo inquisidor que imparte disciplina, un maestro de escuela a la a antigua que tiene una lista de reglas que debemos seguir –alguien a quien, en pocas palabras, generalmente decepcionamos y que por eso debe ser evadido. Pero Hazrat Inayat Khan describe a la conciencia como el lugar donde se encuentran lo humano y lo divino. Si lo “humano” es lo denso y lo limitado, y lo divino es vida y luz infinitas, la conciencia es el lugar donde nos elevamos, el campo en el que podemos orientarnos hacia nuestro ideal. Eso significa que la conciencia debería ser un lugar que cualquier buscador sincero desearía y, como un miembro del grupo observó: la conciencia da culpa, pero también da recompensas.
Naturalmente, nuestra conciencia evolucionará a medida evolucionemos. Lo que podría haber parecido permisible cuando éramos adolescentes irreprimibles, ahora podría ser inaceptable para nosotros. Pero si mantenemos la cabeza abajo, como un estudiante en la escuela evitando el contacto visual con el profesor, perderemos mucho.
Estar presente significa tener nuestra atención indivisa en el momento. La cultura popular ha hecho de la “multi-tarea” una virtud, y si podemos tomar una instantánea de nuestra conciencia, generalmente encontraremos que está completamente fragmentada, un conglomerado de tareas inmediatas, memorias relacionadas y disociadas, pensamientos desconectados, sentimientos aleatorios, y así sucesivamente. Pero no necesitamos vivir de esta manera. Es posible funcionar en este mundo –y funcionar más eficientemente– con nuestra atención únicamente en el momento.
En la invocación decimos: “Hacia el Uno… el único Ser”. Cuando nuestra conciencia está dividida, estamos lejos del Uno, y cuando nos enfocamos en el presente, nos acercamos, porque solo hay Un momento, como solo hay Un Ser. Consultar regularmente nuestra conciencia es una forma de hacer que eso sea una realidad
Traducción: Prajnabai Mariana Betancur