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Ir al doctor Inner Call Podcast #117
Siempre estamos buscando formas para describir la relación entre nuestros limitados seres y la verdad infinita, ilimitada. Se dice que el difunto rabino Sacks del Reino Unido, dijo que las dos palabras más importantes en las enseñanzas de Jesús fueron ‘Nuestro Padre’, porque la forma cariñosa e íntima de llamar padre a la Divinidad era revolucionaria – no aparece nunca en la Torá.
En Persia, donde la corriente del sufismo fue muy enriquecida con el lenguaje poético, la imagen que se utilizaba a menudo eran la taberna y el vino de la intoxicación – útil para subvertir las limitaciones de la piadosa formalidad – y el fascinante tema del amor y el amado. Las intensas descripciones de los ojos, los labios, los pómulos y los mechones rizados y perfumados del amado, sirven como un puente entre lo visible, la experiencia material, y el éxtasis del reino espiritual.
En nuestra era presente, sin embargo, la imagen del Amado no es tan efectiva como antes. Desde el punto de vista místico, ahora no se entiende correctamente el amor – y ¿cómo podría serlo cuando la enfermedad común de nuestra época es un corazón congelado? El intenso enfoque en la cultura material debe tener una consecuencia, y ninguna cantidad de emoticones de corazón ni videos emotivos provocarán que se derrita lo necesario. En un mundo de internet de alta velocidad es posible encontrar una nueva pareja cada semana, pero lo que se toma con tanta naturalidad no deja espacio al aprendizaje, no da lugar a la humildad, no deja tiempo para penetrar los misterios de lo desconocido.
Talvez una mejor imagen para nuestro tiempo, especialmente dado que estamos viviendo una pandemia global, es el paciente en búsqueda de un doctor. Deambulamos en búsqueda de algo porque estamos inquietos; estamos inquietos por algún trastorno. ¿Quién puede curarnos? Sólo el médico.
Entonces busca la sala de espera y cuando la encuentres se paciente y quédate ahí tanto cuanto sea necesario – hasta que seas llamado para tener tu momento con el Sanador. Alguien podría ofrecerte pastillas u otros remedios, pero estas son sólo medidas temporales, y son peor que inútiles si te persuaden a retirarte y abandonar tu búsqueda. Siéntate en la sala de espera – todos lo hemos hecho. Es molesto esperar, pero también es consolador pensar que finalmente estamos ahí, y que el llamado llegará en cualquier momento. Quédate quieto, y mira a los demás pacientes con compasión por su sufrimiento, ya que conoces algo de lo que están sintiendo.
Siéntate y espera, ya que nuestros males, independientemente de cómo los experimentemos, solo pueden ser removidos por la presencia del Sanador.
Traducido al español por Darafshan Daniela Anda