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Buscando justicia Inner Call Podcast # 123
Cuando hablamos acerca de temas espirituales, la dificultad que a menudo surge en la conversación es cómo encontrar amor, armonía y belleza, cualidades divinas que deberían ser omnipresentes e irrebatibles, que todos anhelamos, en el turbulento mundo que nos rodea. Sí, hay destellos sorprendentes e inspiradores de lo Divino cuando, por ejemplo, vemos los dedos perfectos de un bebé, o escuchamos el canto de un pájaro cuando se aproxima el amanecer, o cuando un amigo nos da una mano silenciosa en nuestros problemas – pero hay también innumerables ejemplos de crueldad, egoísmo e injusticia. Estos pueden obrar como espinas en nuestro corazón, y si somos incautos, pueden hacernos dudar de la realidad de la verdad espiritual.
El símbolo de justicia es la balanza, el antiguo instrumento con dos platillos que cuelgan de una barra horizontal y que nos permite comparar pesos – pero mientras es posible pesar un saco de arroz o de maíz y sentirnos satisfechos con el resultado, no es tan fácil pesar las palabras o los hechos, o las actitudes. Cada persona los verá desde su propio punto de vista, y si desconocemos el motivo de una acción, fácilmente podemos juzgarla mal. Un niño no siempre puede entender las acciones de un padre, y puede quejarse hasta las lágrimas de que alguna decisión de sus padres es injusta. Años más tarde, el mismo niño, ahora con más experiencia y con sus propios hijos, puede verse imponiéndoles exactamente la misma regla.
Más aún, el desequilibrio tiene su propósito en la vida. El simple acto de caminar hacia adelante surge del desequilibrio; constantemente nos caemos hacia adelante y agarrándonos. Lo hacemos de forma tan automática y con tanta gracia que no somos conscientes de es la inestabilidad la que nos permite cruzar la habitación.
Cuando hablamos de justicia, puede ser útil mantener dos pensamientos en la mente. Uno es que, para buscar justicia, primero debemos encontrar justicia en nosotros. ¿Cómo podemos esperar que otros sean justos si no hemos desarrollado la cualidad en nuestro propio carácter? Aquellos que asumen el reto, descubren que ser realmente justos no es fácil. Lo que es más, no hay una línea de meta que cruzar; nunca podemos recostarnos y decir, “Ya está, mi trabajo está hecho, ahora soy justo”.
El segundo pensamiento es este: mientras más aprendemos sobre la vida, más sentimos el sufrimiento de nuestro prójimo y, sin duda, debemos hacer lo que podamos para aliviar la miseria del mundo. Sin embargo, es ilusorio pensar que la solución se encuentra en algún rayo Divino de amorosa iluminación viniendo de lo Alto que borrará todas las injusticias. La injusticia es una forma de inequidad y si fuera posible eliminar la inequidad de la manifestación, una consecuencia sería borrar la individualidad, y ese es un aspecto de la Creación al que la mayoría de nosotros estamos muy apegados.
Traducido por Inam Anda