Audio 151 Will and Surrender (Spanish version)

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Voluntad y rendición

Es difícil alzar a un chiquillo de dos años que está haciendo un berrinche. El cuerpecillo apenas pesa diez o doce kilos, pero son muchos kilos de ira, rechazo, frustración y separación totalmente activados. Sus brazos y piernas se sacuden, su espalda se arquea lejos de cualquier consuelo. Con gritos y lágrimas el berrinche demanda total atención, y aún así rechaza por completo el contacto, porque permitirse un abrazo significaría una rendición. 

Por supuesto, esta es una etapa en el crecimiento. En otras fases de nuestra vida, buscamos lo opuesto, ser sostenidos (por otra persona o por alguna experiencia). Para muchas personas, la experiencia más reparadora está en rendirse a los rayos del sol en una cálida playa. Pero estas formas de rendición son condicionales. Si la contención no es la que queríamos, o si la playa no es de nuestro agrado -demasiado ruidosa, tal vez, o llena de basura-, nuestra rendición se anulará. 

Esta interacción entre voluntad y rendición se encuentra también en nuestra vida espiritual. Dentro de nosotros obra algún anhelo inquieto, y comenzamos a buscar antes de saber que somos quien está buscando. Usando nuestra voluntad, iremos tras aquello que llegue a satisfacer esa sensación de vacío. Como los compradores en un gran centro comercial, nos probamos una prenda tras otra, ayudados tal vez por las incitaciones de los amigos: “prueba esto. Esto puede quedarte bien!”. 

A pesar de su ayuda, sin embargo, no es lo que ponemos lo que aliviará esa necesidad, sino lo que dejamos ir. La necesidad espiritual es el deseo de ser uno, de nuevo. Desde la infancia hemos vivenciado lo que resulta ser un individuo separado, pero a pesar de su intoxicación hay siempre decepciones derivadas de esa separación. Y hemos probado varias formas de rendición; pero la rendición condicional es, inevitablemente, incompleta, y también conlleva decepciones.  

Entonces, ¿qué significa la rendición en un sentido espiritual? ¿Rendirse cómo? ¿Y rendirse ante qué o ante Quién? Las autoridades religiosas ofrecerán sus recomendaciones: encuentra tu paz en Dios, o en Allah, o Yahweh, o Krishna. Pero si “Dios” no es más que una palabra para nosotros, no nos sentiremos sostenidos aunque estuviéramos mil veces doblegándonos ante esa palabra. Solo cuando hemos usado nuestra voluntad para concentrar nuestra atención, para tamizar nuestra consciencia en busca de los rastros de lo que nos parece ideal, y cuando aquellas piezas se junten unas con otras como un mágico rompecabezas, solo entonces aquel ideal cobrará vida. 

En la oración Saum se encuentra una pista de este proceso, en las líneas: “Tu Belleza adoramos, voluntariamente nos rendimos a ti”. La belleza despierta amor, aunque para muchas personas la belleza sea un concepto delimitado por determinadas convenciones, y lo que caiga por fuera de aquellos límites los tiene indiferentes. La belleza divina, sin embargo, ha de permearlo todo, y si afinamos nuestra conciencia, apartando suave o enérgicamente lo que nos agobia, comenzaremos a encontrar belleza en cualquier lugar, incluso en el espacio entre nuestros pensamientos.  

Puede ser un viaje de toda una vida, pero al expandir nuestro reconocimiento de lo bello nos preparamos para doblegarnos ante el creador de toda belleza. Cuando con todo el corazón nos rendimos así, y cuando sentimos nuestra rendición aceptada por el abrazo del amor incondicional, entonces no hay más que decir o hacer. Habremos alcanzado por fin el hogar que habíamos estado buscando.  

Traducido por Vadan Juan Camilo Betancur 

2 Replies to “Audio 151 Will and Surrender (Spanish version)”

  1. Walia

    Gracias Murshid, tan sencillo como cuestionador, reflexivo.
    ¿porqué será lo más difícil rendirse? ¿qué impide esa rendición ante el reconocimiento de la belleza?
    Son preguntas que están constantemente de un lado a otro

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    • Nawab Pasnak Post author

      Muy querida hermana, el impulso de la creación, de la manifestación, es de ‘individualizarse’ – por así decir lo. Por lo tanto, nuestra identidad es un regalo precioso, pero al rendirlo, recibimos en cambio el regalo de la totalidad.
      Cuando ponemos la cabeza en el suelo, somos recibidos en el cielo.
      Con amor

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