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¿Dónde está la perfección?      Inner Call Podcast #107

Decimos que la belleza está en el ojo del que mira. ¿Es lo mismo con la perfección? Sí, pero sólo cuando el observador no está presente. 

Cada individuo responde al mundo de una manera distinta. Majnun vio la belleza de Leila porque él era Majnun, y como dijo, para que otros vieran su belleza, tendrían que tomar prestados sus ojos. Toda la creación ha sido creada por la Divinidad, pero a la mayoría de nosotros no nos parece uniformemente bella; algunas partes nos atraen más, otras menos. Y rara vez hay acuerdo sobre lo bello – lo que deja indiferente a una persona puede elevar a otra al cielo en éxtasis. 

Nuestro camino espiritual es un viaje hacia el Único Ser, no un viaje en el espacio, sino en nuestra conciencia; ya somos inseparables del Uno, pero empezamos en el sentimiento de aislamiento y queremos hacernos conscientes de esa Unidad, que se describe en la Invocación como “la perfección del amor, la armonía y la belleza”. ¿Pero dónde está esa perfección? Al igual que con la belleza, la mayoría de las personas consideran que su percepción de la “perfección” es variable, en el mejor de los casos. Hay muchas cosas en el mundo de las que quejarse (a menos que nos hayamos entrenado para dejar de hacerlo). Tal vez vislumbremos la perfección aquí o allá, y luego, cuando volvamos a mirar, se haya desvanecido. 

La limitación de la perfección sólo se debe a nuestro limitado punto de vista. Si fuéramos capaces de ampliar nuestra forma de ver, las “imperfecciones” empezarían a mostrar algo diferente. Supongamos que paseo regularmente por un determinado bosque y admiro la gracia y la belleza de los árboles. Pero un día, durante mi paseo, descubro que una tormenta de viento ha derribado justo el árbol bajo el que solía sentarme para reflexionar tranquilamente. Es una pérdida, para mí. Pero el árbol, al decaer, alimentará ahora muchas otras pequeñas vidas, y el bosque se renovará. 

Para ver la perfección, debemos ver desde TODOS los puntos de vista, permitiendo todo, respetando todo. En otras palabras, el adagio de que un Sufi ve con dos puntos de vista, el suyo y el de la otra persona, no es sólo una buena medicina para la armonía social, sino una receta mística para la percepción del Uno, el Único Ser. En la Biblia leemos: “Nadie puede verme y vivir”. Nadie, ningún INDIVIDUO puede ver a Dios – pero si dejamos de lado nuestro pequeño ego y damos espacio a la imagen completa, puede que se nos conceda por fin una visión de la perfección infinita que hemos estado buscando toda nuestra vida. 

Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui