Fakhruddin Iraqui: El amor susurra sus secretos
El místico sufí y poeta Fakhruddin Iraqui (1213-1289 n.e) nació en Persia, pero viajó mucho en su vida antes de terminar sus días en Damasco. Era brillante y altamente educado, y a la edad de diecisiete era tan bien versado en el Corán y Hadith, y también en la literatura árabe y persa, que había comenzado a enseñar. Luego, al encontrarse con un grupo de derviches Qalandar errantes, se encendió con su pasión espiritual, dejó a un lado su bata y turbante y los siguió. De esta manera llegó a Multan, donde conoció y se convirtió en un estudiante del Sheikh Sohrawardi Bahauddin Zakariya.
El jeque, en su fallecimiento, nombró a Iraqui como su sucesor, pero debido a los celos y la intriga se vio obligado a huir. Durante algunos años vivió en Konya, donde conoció a Jelaluddin Rumi, a menudo lo escuchó hablar, e incluso asistió a su funeral. Al mismo tiempo, aunque él era el Pir exilado de una Orden, Iraqui se convirtió en el estudiante de Sadruddin al Qunawi, un sufí muy influyente y el yerno de Ibn Arabi. El fragmento que sigue es del Prólogo de los Destellos Divinos de Iraqui, reflexiones sobre una serie de discursos de Al Qunawi.
Ahora y ahora con cada lengua el Amor susurra sus secretos a sus propios oídos; Ahora y ahora con cada oído oye el murmurar de su propia lengua. En cada parpadeo de cada ojo muestra su hermosura a su vista; En cada guiño, aquí y allá revela su existencia a su propia contemplación. Escúchame y lo describiré:
Me habla en el silencio de éste
Luego a través de las palabras de aquel que habla;
Me susurra a través de una ceja levantada
Y el mensaje de un ojo que guiña.
¿Y sabes qué palabras respira en mis oídos? Dice:
“Yo soy Amor, en el cielo y en la tierra no tengo lugar;
Yo soy el Fantástico Fénix cuya huella no puede ser rastreada.
Con la ceja como arco y los guiños como flecha yo cazo
ambos mundos – y sin embargo mis armas no pueden ser encontradas.
Como el sol, aclaro la mejilla de cada átomo;
No puedo ser identificado: soy demasiado manifiesto.
Hablo con cada lengua, escucho con todos los oídos,
Pero lo maravilloso de esto: Mis oídos y lengua se borran.
Dado que en todo el mundo sólo yo existo
Arriba y abajo, ninguna semejanza de mí se puede encontrar. ”
Tr. William C. Chittick y Peter Lamborn Wilson
Traducido al español por Arifa Margarita Jáuregui