Giving up expectations (Spanish version)

Renunciar a las Expectativas 

Como las plantas en los jardines, las palabras pueden mostrar muchas caras. Los delicados pétalos de una rosa pueden estar rodeados de afiladas espinas, y una baya de hermoso color puede tener una pulpa demasiado ácida para comerla. De la misma manera una palabra puede transmitir cierto significado en un contexto, pero usada de otra manera puede incluso indicar lo opuesto. La palabra “esperar” es un ejemplo. Si, mientras estamos admirando el verdor, el viento comienza a agitarse y las nubes cubren el cielo, podemos decirle a nuestro amigo que esperamos lluvia; de las circunstancias es un resultado que podemos anticipar. Sin embargo, cuando el ego se involucra, “esperar” puede comunicar algo diferente – un sentimiento de derecho o exigencia. Por ejemplo, imagina un duro encuentro entre dos personas en la calle, en el que uno dice, “¿Por qué te comportas de esa manera? Esperaba que me saludaras cortésmente”. Aquí la expectativa es vista como una regla – fabricada por uno mismo, tal vez, pero de cualquier manera habrá consecuencias para quien la infrinja.  

Estar involucrado en tal expectativa de exigencia es como estar envuelto en una gruesa manta, a veces tan densa y rígida como una armadura, que nos mantiene fuera de contacto con el momento presente; la briza que danza juguetona en el jardín no nos puede rozar. También significa que, en un mayor o menor grado, estamos encaminados hacia la desilusión, pues las cosas rara vez se tornan tal como quisiéramos. De tal situación es fácil caer en el hábito – podríamos decir sucumbir a la enfermedad crónica – de la desilusión, y es difícil luchar hacia adelante en el camino espiritual desde el lúgubre pantano de la autocompasión.  

A menudo no somos conscientes del peso de las expectativas que llevamos, tanto exigencias del mundo a nuestro alrededor como de nosotros mismos, pero es importante identificarlas y tratar de liberarnos, para flotar mas ligeros en el torrente de la vida. Hay dos remedios que pueden ayudar; el primero es desarrollar nuestro sentido de justicia. En general la gente mira al mundo desde un punto de vista muy sesgado, pero como encontramos en los Boulas del Gayan, “Antes de tratar de conocer la justicia de Dios, debemos volvernos justos nosotros mismos”. Si sentimos desilusión sobre algo, podemos preguntarnos: ¿cuál era nuestra expectativa? Y ¿era precisamente algo que verdaderamente merecemos? y ¿lo quisiéramos para otros? ¿estaríamos felices de ver a alguien más recibiendo lo que nosotros pedimos? 

El segundo remedio es la confianza que proviene de nuestro amor por el ideal divino, la actitud que los sufís llaman tawwakul. La espada de la justicia corta las coberturas arrogantes, y aprendemos a reconocer que muchas de nuestras pretensiones son egoístas y tontas. Cuando la espada ha cortado suficiente y no nos quedan ya pretensiones, cuando estamos en estado de sagrada pobreza, lo que queda es la confianza en Dios, aceptando lo que sea que venga con gratitud, pues bien sea dulce o amargo estamos seguros de que proviene de la Mano del Amado.  

Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.