Vislumbres: Sirkar y el Culto Universal
En esta breve remembranza, Sirkar de Stolk, quien fuera discípulo y secretario de Hazrat Inayat Khan, describe cómo aprendió a vencer su propia resistencia hacia la aproximación devocional a la religión.
El aspecto de la enseñanza de Inayat Khan que enfatiza la Unidad fundamental de todos los ideales religiosos demostró cómo esto podría hacerse realidad en la vida diaria. Él instituyó un sencillo servicio religioso llamado el Culto Universal, en el cual, para resaltar la unidad básica entre todas las enseñanzas morales, se enciende una vela por cada una de las seis grandes religiones. Se selecciona un extracto sobre un tema escogido de cada una de sus sagradas escrituras: del hinduismo, del budismo y de las enseñanzas zoroastrianas; de las escrituras judías, el nuevo testamento y el Corán. Una última vela es encendida “por todos aquellos que, conocidos o desconocidos para el mundo, han sostenido en alto la luz de la verdad a través de la oscuridad de la ignorancia humana”; y se leen algunas líneas de las escrituras sufíes. Luego se ofrece un sermón y se pronuncian las oraciones. El Culto Universal termina con la impartición de la bendición.
A través de ayudar a la gente a familiarizarse con la esencia de las diferentes religiones, Hazrat Inayat imprimió en sus conciencias el reconocimiento de que el Divino Mensaje dado en diferentes épocas y en diferentes formas en realidad proviene de Una y la Misma Fuente – Dios. Él sabía que, con el tiempo, cuando este reconocimiento se hiciera más fuerte, el interés en el lado dogmático y separatista de todas las religiones se iría desvaneciendo gradualmente.
Alguien alguna vez preguntó cuál era la diferencia entre el sufismo y otras religiones e Inayat Khan respondió “La diferencia es que desecha todas las diferencias”.
Tan pronto como llegué a Suresnes para la Escuela de Verano de 1924, presencié el Culto Universal por primera vez.
“Todo esto es muy bello” le comenté al Murshid, “pero no es para mí”.
El Murshid sonrió y replicó “No está destinado especialmente para ti. Pero ven cuando tengamos nuevamente el servicio”.
Lo hice y me llevo al fondo del salón en el que la sencilla ceremonia estaba teniendo lugar.
“Mira lo mucho que significa para otros”, dijo en voz baja. No pude evitar observar la profunda devoción en la actitud de todos los que tomaban parte. Fue una lección para mí. ¿Como había podido ser tan egocéntrico al pensar sólo en el valor que pudiera tener para mí? Yo personalmente no prestaba importancia a la aproximación devocional de la religión; sin embargo, para otros era evidente que era perfecta. Si era tan indicada para tantos otros ¿cómo no iba yo a prepararme para echar abajo mi propia resistencia en su contra?
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel