Hazrat Inayat: El Arte de la Personalidad (2) pt i 

Hazrat Inayat Khan habló en numerosas ocasiones acerca del arte de la personalidad.  Como él lo consideró de tanta importancia, comenzamos aquí una segunda serie de publicaciones sobre este tema. 

Bienamados de Dios, esta tarde hablaré sobre el tema de “el arte de la personalidad”. Hay una diferencia entre individualidad y personalidad, como hay una diferencia entre naturaleza y arte.  Por mucho que la naturaleza está cerca del alma del hombre, el arte está más cerca de su corazón. Si no fuera así, el hombre hubiera preferido vivir en la selva; habría deambulado en la naturaleza y habría estado muy satisfecho en la jungla; habría encontrado el mayor encanto en la belleza que se observa en el bosque.  Pero en lugar de eso, el hombre ha creado un mundo para él, un mundo que ha hecho para sí mismo y en él ha creado una naturaleza de su propia imaginación, una naturaleza que él llama arte. Si eso es el arte, entonces mucho depende del arte. 

La gente puede decir, ¿no es una imitación de la naturaleza? Sí, es una imitación de la naturaleza. Tú podrías decir, “entonces no es tan grande como la naturaleza”, pero yo digo, “ambos, naturaleza y arte, ambos son hechos por el mismo artista”.  La naturaleza es creada directamente por el Artista, y el arte es hecho indirectamente, a través de la pluma del Artista. Sin embargo, el arte es el acabado de esa belleza que comienza a manifestarse en la naturaleza.  Alguien que no haya llegado a esta concepción del arte, aún no conoce la divinidad del arte. 

Y ahora llegamos a la pregunta, ¿qué tiene que ver el arte con la personalidad? Personalidad es arte en sí misma, y el arte más grande. Una vez vino a verme una persona y me dijo, “mis padres me criaron tal como una planta en la selva, creciendo naturalmente”. Le dije, “es una gran pena”, ella se sorprendió. ¿Qué es educación, qué es cultura, qué es auto desarrollo? Todo es arte, todo es el camino en que la individualidad culmina en personalidad. En la antiguedad, la educación religiosa y la cultura humana en cualquier forma, sobre todo tenían como tema central la cultura personal. Y hoy se espera que aprendamos matemáticas, geografía, historia y otras cosas, y nunca el arte de la personalidad, que es de suprema utilidad en la vida. 

Aparte de su significado espiritual, en nuestra vida cotidiana vemos que un vendedor que es agradable, cortés, cuya actitud está bien, es un exitoso vendedor.  Si un vendedor carece de actitud, si es repulsivo, puede que tenga todas las cosas hermosas en su tienda, pero no tendrá éxito.  Si en un empleado en la oficina, un secretario, un asistente, un supervisor, su personalidad es encantadora, si tiene maneras amables, si tiene una actitud comprensiva, se ganará el afecto de todos, todo será fácil, todo saldrá bien. Si una persona carece del arte de la personalidad, por muchas calificaciones que pueda tener, por muy capaz que pueda ser, aún así, las cosas no saldrán bien.  Y así es en casa. Una persona puede ser un abogado, un procurador, un doctor, la persona más calificada; pero si no hay el arte de la personalidad, si ese arte no se desarrolla, será desagradable y antipático en su propia casa y en todos los ámbitos de la vida.  

El arte de la personalidad es lo principal que hay que desarrollar, y cuando no se desarrolla, una persona ha perdido mucho.  Y si el amor por este arte no ha sido entregado, ¿qué pasa? El ser humano no se vuelve mejor que la creación inferior. ¿El ser humano es más grande porque posee riqueza, o porque ha leído muchos libros, o porque ha aprendido mucho? No. El hombre es más grande cuando partiendo de ser un individuo, se convierte en una persona. Muy pocos entre nosotros distinguen entre individualidad y personalidad.  Individualidad es eso que trajimos al nacer.  Nacimos como una entidad separada; eso en sí mismo nos hace una individualidad. Pero personalidad es algo que se adquiere; no ha venido con nosotros, es algo que ganamos. 

Continuará 

Traducido por Inam Anda