Hazrat Inayat : Aspects of Sufism pt V (Spanish version)

Hazrat Inayat: Aspectos del Sufismo pt. V 

Después de concluir una explicación sobre el Espíritu de Guía trabajando a través de la creación, Hazrat Inayat Khan comienza ahora a describir cómo ese Espíritu ha ayudado a la humanidad a través de los tiempos por medio de innumerables maestros. 

Los Maestros 

Cada aspecto de la vida de un individuo y de la vida del mundo tiene su ciclo. En la vida de un individuo, el período desde su nacimiento hasta su muerte es la primera parte, y desde la muerte hasta la asimilación en el Infinito, la segunda parte. Los subciclos en la vida del hombre van de la infancia a la juventud, donde termina una parte, y de la juventud a la vejez, que es el final. Hay de nuevo ciclos más cortos: la infancia, la niñez, la juventud, la madurez, la senilidad; y están los ciclos del ascenso y la caída del hombre. 

Así pues, está el ciclo de la vida del mundo, y el ciclo de la creación del hombre y su destrucción, los ciclos del reinado de razas y naciones, y ciclos de tiempo, como un año, un mes, una semana, día y hora.  

La naturaleza de cada uno de estos ciclos tiene tres aspectos, el principio, la culminación y el final, que se denominan Uruj, Kamal y Zaval; como, por ejemplo, luna nueva, luna llena y luna menguante; salida del sol, cenit y puesta del sol. Estos ciclos, subciclos y ciclos cortos, y los tres aspectos de su naturaleza, se dividen y distinguen por la naturaleza y el curso de la luz. Así como la luz del sol, de la luna y de los planetas desempeña el papel más importante en la vida del mundo, individual y colectivamente, así, la luz del Espíritu de Guía también divide el tiempo en ciclos. Y cada ciclo ha estado bajo la influencia de un cierto Maestro con muchos controladores bajo él, trabajando como la jerarquía espiritual que controla los asuntos del mundo entero, principalmente aquellos concernientes a su condición espiritual interna. Los Maestros han sido innumerables desde la creación del hombre; han aparecido con diferentes nombres y formas; pero solo Él estuvo encubierto en ellos, que es el único maestro de la eternidad. 

El rechazo al extraño, y creer sólo en aquel a quien una vez reconoció, ha mantenido al hombre en la oscuridad durante siglos. Si creía en un mensaje, no aceptaba el mensaje siguiente, traído por otro Maestro, que tal vez era un extraño para él. Esto ha causado muchos problemas en las vidas de todos los Maestros. El hombre se negaba a creer en los Maestros y sus enseñanzas, ya fueran del pasado o del futuro, si sus nombres no estaban escritos en la tradición particular en la que creía, o si no había oído sus nombres en las leyendas transmitidas durante siglos entre su pueblo. Por lo tanto, las personas de esa parte del mundo que han reconocido a los profetas hebreos no reconocen, por ejemplo, a Avatares como Rama y Krishna, o Visnú y Shiva, simplemente porque no pueden encontrar estos nombres en sus escrituras. Lo mismo ocurre en la otra parte de la humanidad que no cuenta a Abraham, Moisés o Jesús entre sus Devatas [es decir, divinidades], ya que no encuentra esos nombres escritos en las leyendas con las que está familiarizada. Aunque fuera verdad que Brahma era el mismo Devata a quien los hebreos llamaban Abraham, y si Cristo fuera el mismo Maestro a quien los hindúes han llamado Krishna, el hombre no reconocería como uno a aquellos que ha distinguido como diferentes, teniendo una opinión más elevada de uno de ellos y una opinión más baja del otro. 

Continuará… 

Traducido por Yaqin Anda 

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