Hazrat Inayat : Confessions pt X – My initiation in Sufism (Spanish version)

Hazrat Inayat: Confesiones parte X – Mi iniciación en el Sufismo 

Después de haber encontrado varios tipos de Murshids reales y falsos, Hazrat Inayat Khan encuentra ahora al Murshid destinado a guiarlo

Esta experiencia de diferentes Murshids me preparó para el maestro ideal, y después de seis meses de continua búsqueda, tuve la oportunidad de visitar a un viejo y venerado conocido, Maulana Khairulmubin, a quien confié mi deseo de abrazar el Sufismo. 

Mientras reflexionaba sobre el asunto, repentinamente recibió un mensaje telepático de que su amigo, un gran Murshid, estaba a punto de venir a él. Inmediatamente preparó un asiento de honor, colocando cojines sobre él, y se dirigió hacia la puerta para darle la bienvenida.  

Tras un rato de suspenso, el Pir-o-Murshid entró, trayendo consigo una gran sensación de luz. Mientras todos los presentes le saludaban, inclinándose con humildad, me pareció de inmediato que le había visto antes, pero que no recordaba dónde. Por fin, después de mirarle detenidamente, recordé que su rostro era el que tan insistentemente me había perseguido durante mi silencio. La prueba de ello se manifestó en cuanto sus ojos se posaron sobre mí. Se volvió hacia su anfitrión y le dijo: “Oh, Maulana, dime ¿quién puede ser este joven?. Atrae intensamente a mi espíritu”. 

Maulana Khairulmubin respondió: “Su santidad, este joven es un genio de la música, y desea enormemente someterse a su inspiradora guía”. 

Entonces el Maestro sonrió y concedió la petición, iniciándome en el sufismo allí mismo. 

“El día es corto, el trabajo abundante, los obreros inactivos, la recompensa grande, y el amo de la casa apremia”. 
– Dicho hebreo 

Muhammad Abu Hassim Madani pertenecía a una distinguida familia de Medina, y era descendiente directo del Santo Profeta. Mi alegría por él era tan grande que encontró su expresión en la poesía y la música. Por fin había encontrado mi perla entre los hombres, mi guía, mi tesoro y faro de esperanza. Compuse una canción y se la canté, y estoy seguro de que esto me ha traído todo el éxito y me ayudará en mi vida futura. 

Y esta fue mi canción: 
Tú eres mi salvación y mía es la libertad, 
Yo no soy; ¡me derrito como una perla en vino dulce! 
Mi corazón, mi alma y mi ser, sí, todo esto es tuyo 
¡Oh Señor, no tengo más que ofrecer! 

Bebo del néctar de la verdad divina, 
como Moisés tu palabra, como Yusuf brillan 
quienes caminan por tus sendas; y Cristo es tu signo: 
¡Tú nos elevas a la vida eterna! 

Tú eres como Mahoma para los que temen, 
¡Mi espíritu está purificado como el oro de una mina!  
¡Sólo sé que mi corazón late con el tuyo, 
y goza de una libertad sin límites! 

Mi Murshid apreció mucho este arrebato de amor por mi parte y exclamó con profunda emoción: “¡Que seas bendecido con la luz divina e ilumines a los amados de Allah!“. 

Continuará… 

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J. 

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