En la colección de conferencias llamada “Formación del carácter y el arte de la personalidad” (publicado en el volumen III de la serie ‘The Message’) Hazrat Inayat Khan establece tres ‘leyes’: la ley de reciprocidad, la ley de beneficencia y la ley de renunciación. Estas no son un código legal, sino descripciones de la forma en que funciona la vida, y como tales, son principios o ideales que el estudiante sabio puede adoptar como estándar personal. Hemos visto extractos sobre la ley de reciprocidad aquí y aquí. A continuación hay un breve pasaje que aplica la ley de beneficencia a nuestras relaciones con los amigos.
La ley de la beneficencia
Las relaciones con nuestros amigos
La amistad, tal como la entiende la persona promedio, es tal vez algo más que una relación; pero en realidad es más sagrada que cualquier otra conexión en el mundo. Para una persona sincera, comenzar una amistad es como entrar en las puertas del cielo; y hacer una visita a su amigo es peregrinar donde un verdadero amigo cariñoso.
Cuando, en la amistad, surge un pensamiento, “Te amaré como me amas”, o “Te haré lo que me haces”, esto quita toda la virtud de la amistad, porque es una actitud comercial, que prevalece en todas partes en el mundo comercial: todo se hace por un retorno, y se da medida por medida. La amistad debe ser el polo opuesto al lado práctico de la vida; porque cuando una persona está cansada por el entorno egoísta del mundo, se siente inclinada a refugiarse en el amor y la bondad de un amigo comprensivo. Pero si hay una cuestión de egoísmo en la amistad, ¿a dónde puede ir un alma que está cansada y molesta con el entorno egoísta del mundo?
La amistad es como el recreo después de la fatiga del día. Uno puede hablar o estar con alguien que es diferente a todos los demás en la vida. Pero la dificultad surge porque todos piensan que su amigo debe demostrar ser digno de su ideal, y esto al final los decepciona. Porque la ley de la beneficencia enseña esto: que la bondad vale la pena, que puede resistir incluso la maldad; que la bondad es valiosa y puede resistir la tiranía. No toda alma está lista para seguir este ideal, y depende en qué medida se es lo suficientemente fuerte para resistir. Al tener un ideal y mantenerlo ante ella, la persona avanza tarde o temprano en ese ideal.
Una amistad, utilizada para llevar a cabo los propósitos y objetivos de la vida a través del amor y la bondad de un amigo, es solo un negocio. El amigo desinteresado es el puro, y es esa amistad la que durará; pero una amistad egoísta se desvanecerá. Pues el amigo egoísta creará egoísmo en el corazón de su amigo, y el amigo altruista creará altruismo en el corazón de su amigo.
Todo el mundo recibe, tarde o temprano, lo que da, porque el corazón conoce la condición del corazón. Por lo tanto, no hay mejor principio que desear el bien al amigo, hablar bien del amigo, hacer el bien al amigo, con toda amabilidad y amor; sin pensar por un momento si el amigo merece nuestra bondad, amabilidad o amor.
Traducido por Juan Amin Betancur