Hazrat Inayat : De la limitación a la perfección pt V
Después de hablar sobre el rol del maestro o guía en el contexto de la religión, Hazrat Inayat Khan ahora define varios otros aspectos de la religión que llevan al estudiante hacia la perfección.
El tercer aspecto de la religión es la forma de adoración. Ha habido muchos en las diferentes épocas que han adorado al sol, pero que han creído en Dios de todas formas. El sol era solo un símbolo. Pensaban, “Esta es una luz que no depende de aceite ni de ninguna otra cosa, algo que permanece”. También hubo otros que adoraban árboles sagrados y lugares sagrados, rocas y montañas de tradiciones ancestrales. Y también, otros que adoraban a héroes de gran reputación o maestros de la humanidad. Sin embargo, todos tenían un divino ideal, y la forma en la que adoraban no importa.
Los árabes en el desierto, donde no había casa, ninguna construcción a la que ir, permanecían parados al aire libre y se inclinaban hacia adelante en el espacio abierto durante el amanecer y el atardecer. Todo era adoración a Dios. Se hacía de esta forma. Los hindúes hicieron ídolos de diversos tipos para ayudar a las personas a enfocar su mente en objetos particulares. Todas estas eran diferentes prescripciones recetadas por los doctores del alma. No eran paganos ni infieles. Simplemente los sabios les enseñaron de una forma diferente. Diferentes pensamientos, diferentes formas se les entregaron tal como un doctor daría diferentes prescripciones a pacientes distintos para obtener la misma cura. Por tanto, la diferencia en adoración no hace una religión diferente. La religión es una y la misma a pesar de las mil formas diferentes de adoración.
El cuarto aspecto es el aspecto moral. Las diferentes religiones han enseñado distintos principios morales. Pero al mismo tiempo existe un principio humano y moral en el que todos se basan, y ese es la justicia. Y esto no significa justicia en principio y en normas y reglamentos, sino que significa esa ley única, verdadera y religiosa que está en el hombre, que se despierta en el hombre. Cuando su alma se revela a sí misma esta ley se hace más y más clara a la persona; lo que es justo y lo que es injusto. Lo más maravilloso acerca de esta ley es que un ladrón o un malvado o un incorrecto puede ser de lo más injusto con otros, pero si alguien es injusto con él, dirá “No es justo conmigo”. Esto demuestra que él también conoce la justicia. En su trato con otros la olvida, pero cuando se trata de él conoce muy bien la justicia. Todos somos responsables de nosotros mismos de acuerdo con esa ley religiosa. Si no la consideramos, naturalmente resulta en tristeza. Todo lo que sale mal sale mal por la única razón de que no nos escuchamos.
El quinto aspecto de la religión es la autorrealización. Este es el aspecto más elevado, y todo lo que hacemos nos lleva a esto: oraciones, concentración, buenas acciones, buenos pensamientos. ¿Y cómo se lo logra? Algunos dicen que nos damos cuenta de Dios a través de la autorrealización. Pero no es así, puesto que sólo podemos ser conscientes de nosotros a través de ser conscientes de Dios. Cuando alguien trata de darse cuenta de sí mismo mientras omite a Dios, comete un error.
Es muy difícil para el hombre darse cuenta de su verdadero ser porque el ser que conoce es muy limitado. El ser del que está consciente desde el momento del nacimiento, el ser que ha hecho dentro de él una concepción de sí mismo es de lo más limitado. Por más orgulloso y engreído que sea, por más buena que sea su idea de sí mismo, en lo más profundo de su ser conoce su limitación, la pequeñez de su existencia. Puede ser un general muy exitoso, puede ser un rey, pero descubre su limitación cuando llega el momento de perder su reino. Entonces sabe que no es un rey realmente. La grandeza mundana no lo hace grande. Si existe algo que pueda hacerle grande, es solamente desvanecerse y establecer a Dios en su lugar. Aquel que desea comenzar por la autorrealización puede tener muchos principios intelectuales y filosóficos, pero terminará en un enredo sin llegar a ningún sitio. Estos son métodos equivocados.
Hay personas que dicen, “yo soy Dios”. Esto es una insolencia, una estupidez. Es insensato decir tales cosas. Insultan los grandes ideales que los profetas y los sabios de la humanidad han respetado siempre. Tales personas no pueden nunca llegar a la perfección espiritual. Para alcanzar la perfección espiritual, lo primero es destruir este ser falso; primero esta falsa ilusión debe ser destruida. Y esto se logra a través de los medios enseñados por los grandes maestros, medios de concentración y meditación, a través del poder del que uno se olvida de uno mismo y retira la consciencia de sí de sí mismo, en otras palabras, se eleva de su ser limitado. De esta forma una persona se desvanece de su propia consciencia, y sitúa a Dios en su consciencia en lugar de a su ser limitado. Y es de esta forma que llega a esa perfección que toda alma busca.
Continuará …
Traducido por Darafshan Daniela Anda