Hazrat Inayat : Idolatría pt II
Hazrat Inayat Khan continúa desvelando la verdad espiritual oculta con las formas de idolatría. La publicación anterior de la serie está aquí.
El hombre en todas las épocas ha sido dramático. Es un actor por naturaleza, y su mayor placer es hacer un drama de su vida y representar él mismo un papel en él. Este espíritu se oculta también en la Iglesia y en la nación, y es este mismo espíritu el que lleva una corona o acepta las ropas remendadas de un derviche. Cuando esta actitud natural desempeña su papel en la vida religiosa o espiritual, su primera tendencia es poner ante sí un Señor, un Rey o un Maestro ante quien inclinarse. Y ha dado al hombre una tendencia a idealizar a Dios en una forma humana o a idealizar un nombre y una forma humanos como Dios.
Aunque existe, siempre ha existido y siempre existirá diversidad de religiones, credos y creencias, la naturaleza humana siempre será la misma en todas partes y en todas las épocas. Y quien conozca esta tendencia humana comprenderá la religión de todos, y considerará a todos los demás como pertenecientes a su religión, la única religión de la sabiduría.
El hombre está acostumbrado a creer en la realidad de las cosas que puede tocar y percibir, y puede creer en un ideal que está más allá de su tacto y percepción aunque no pueda estar seguro de su existencia. Además, la ausencia de ese ideal le impide expresar su adoración. Duda, y se pregunta a quién reza, si existe un ser como Dios y, si existe, qué aspecto tiene. Y como no todo el mundo tiene una imaginación bella que le satisfaga, tampoco todo el mundo es capaz de imaginarse en su mente el ideal de su adoración. Son los músicos los que componen música, aunque todo el mundo puede cantar o tararear un poco. Es el pintor quien pinta un cuadro, aunque todo el mundo puede dibujar un poco para entretenerse. Y así, fueron los que tenían una imaginación por encima del común los que dieron al mundo una imagen de su imaginación en forma de mito, que luego fue reproducido por el arte y convertido en ídolo. En la antigüedad, ésta parecía la única forma posible de elevar a la humanidad.
Los hindúes fueron los primeros en concebir tres aspectos de la Divinidad, a los que llamaron Trimurti: Brahma el Creador, Vishnu el Sustentador y Shiva el Destructor. Estos tres poderes mantienen en equilibrio todo el universo y actúan en todas las cosas del mundo. Brahma fue representado con cuatro brazos, lo que significa que además de los brazos físicos hay brazos mentales, que son necesarios en el esquema de la creación. Y a Vishnu se le representa sentado sobre una cobra. Esto indica el poder de destrucción que está esperando como una cobra para devorar toda actividad; para quitar la fama a los famosos, la riqueza a los ricos y el poder a los poderosos. Quien puede descansar sobre este poder es el sustentador de todas las actividades e intereses de la vida.
La imagen de Shiva es la de un asceta de cuya cabeza brotan ríos, alrededor de cuyo cuello hay una cobra, cenizas en su cuerpo y un toro como vehículo. En esta imagen, la cobra significa la destrucción que ha sido aceptada: todo lo que el hombre teme está envuelto alrededor de su cuello, mientras que las cenizas son el simbolo de la aniquilación: todo lo que ha pasado por una destrucción perfecta se convierte en cenizas. Los ríos que brotan de la cabeza muestran un manantial constante de inspiración, ya que la inspiración de un místico es ilimitada. Y el toro significa alguien con fe sencilla, que, sin razonar, acepta la verdad, que no se puede aceptar fácilmente de forma intelectual.
Hay tres diosas que muestran el otro aspecto de estas naturalezas. Sarasvati, la consorte de Brahma, que cabalga sobre un pavo real, con cuatro manos de las cuales dos sostienen una vina, la tercera un rosario, la cuarta un libro, lo que significa que la música, el aprendizaje y la contemplación son creativos. Y el pavo real representa la belleza que hay en el arte. La diosa de Vishnu es Lakshmi, que está de pie sobre un loto con una corona de oro. Tiene cuatro manos, en una de ellas un Sankha, un arma antigua, en otra un Kamala, una flor de loto, lo que indica que la diosa de la riqueza tiene toda la belleza de la vida a sus pies, y delicadeza y ternura en sus manos. El arma representa el poder que se necesita para poseer la riqueza: un brazo para recoger, el otro para dar; la corona de oro significa que el honor de los ricos es la riqueza. La tercera diosa es Parvati, la consorte de Shiva.
Estas son las lecciones dadas a la humanidad para que estudie los diferentes aspectos de la vida con el pensamiento de lo sagrado.
Continuará…
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui