Juzgar a Dios
Cuando Hazrat Inayat Khan vino al oeste, las personas a quienes dio el Mensaje Sufi estaban profundamente afectadas por la guerra: las tensiones que preceden a la Primera Guerra Mundial, el enorme sufrimiento de la misma guerra, y el dolor y la confusión persistentes cuando terminó. Cien años después, nuestro mundo no está libre de sombras similares, y de ciertas dudas y preguntas espirituales que pueden surgir en consecuencia. El breve pasaje de abajo ofrece una posible respuesta sufi a tales preocupaciones.
Un gran defecto de esta era es que intente juzgar a Dios. La Iglesia Católica Romana ha hecho algo bueno al darle siempre al hombre la idea de que es incapaz de juzgar a Dios.
Los padres, quienes en todo sentido desean lo mejor para su hijo, a menudo tienen que hacer algo que el niño no puede entender. El hombre como hombre no puede entender la justicia de Dios, hasta que alcanza el estado de perfección, y luego su boca se cierra.
Lo que se puede decir es que en la creación, Dios mismo se manifiesta. En el sufrimiento, Él mismo sufre; Él mismo está perplejo en Su creación, y un día Él mismo se da cuenta de Su perfección. Solo Dios existe, nadie más.
Traducido por Juan Amin Betancur