Hazrat Inayat: Aprender a renunciar
Hazrat Inayat Khan decía que en nuestra época el materialismo y el comercialismo iban siempre en aumento. “Materialismo” podría entenderse como una creencia solo en la materia, sin ningún reconocimiento de algo más allá de la experiencia física. Con eso como entorno nuestro, no es sorprendente que la idea de renuncia sea difícil de asimilar, pero la imagen de Hazrat Inayat, que se muestra a continuación, del perro que juzga al hombre que tira un hueso es esclarecedora. La publicación anterior en esta serie se puede encontrar aquí.
El aprendizaje de la renuncia
La gente piensa que la renuncia se aprende a través del desinterés. Es el espectador quien ve la renuncia en forma de desinterés, así como un perro puede ver renuncia cuando un hombre tira un hueso: no se da cuenta de que el hueso solo es valioso para él y no para el hombre. Cada objeto tiene su valor peculiar para cada individuo, y a medida que una persona evoluciona a lo largo de la vida, el valor de las cosas se vuelve diferente; y a medida que uno se eleva por encima de las cosas, de esa manera renuncia a ellas en la vida. Y cuando el que no se ha elevado por encima de ellas ve la renuncia de alguien más, lo llama insensato o desinteresado.
Uno no necesita aprender la renunciación; la vida misma la enseña, y la mínima lección que uno tiene que aprender en el camino de la renunciación es esta: para ganar monedas de plata uno tiene que perder las de cobre; uno debe aprender a perder las. Ese es el único desinterés que uno debe aprender: que uno no puede tener las dos cosas, el cobre y la plata.
Hay un dicho en hindi: “El que busca el honor muere por un nombre, el que busca el dinero morirá por una moneda”. Para quien la moneda es preciosa, el nombre es nada; para quien considera precioso un nombre, el dinero es nada. Así que una persona no puede entender la actitud de otra persona a menos que se ponga en sus zapatos y vea la vida desde su punto de vista. No hay nada valioso excepto lo que valoramos en la vida y una persona está plenamente justificada en renunciar a todo lo que tiene, o a lo que se le puede ofrecer en aras de lo que valora, incluso si lo valora solo por este momento, porque nunca habrá una cosa que ella valore siempre de la misma manera.
¡Oh, sí! apresuremos nuestro humano trajín,
antes que suene la hora de bajar hacia el polvo:
¡Polvo al polvo y debajo yacer del polvo ruin,
sin vino, sin canciones, sin cantar y… sin fin!
—Omar Khayam
(N.d.T: En la publicación original está la traducción del farsi al inglés, y este cuarteto en español corresponde a la traducción al español de Joaquin V. González a partir del texto en inglés* de Edward Fitzgerald).
*Esta es la traducción del farsi por Edward Fitzgerald de 1859, que es la versión en inglés más conocida del Rubayata. Los lectores modernos pueden no estar familiarizados con el uso literario de la palabra francesa “sans” para “sin” (N.d. T: Esta palabra francesa “sans” aparece en la versión en inglés de Edward Fitzgerald, sin embargo como se puede ver, Joaquín V. González** no la tomó para su traducción). Pero, mientras que el significado transmitido por Fitzgerald es apropiado para la enseñanza de Hazrat Inayat, no es necesariamente lo que dijo el poeta. A modo de comparación, aquí hay dos traducciones del poeta Shahriar Shahriari. La primera es “literal” o lo más cercano al sentido original que el poeta puede manejar, mientras que la segunda transmite algo del sentido espiritual, según el entendimiento del poeta.
No permitas que el dolor sea tu amigo
la tristeza y el dolor en tu ser se tornan.
No dejes que el libro o la granja que vigilas
gobiernen tu vida antes de que a la tierra desciendas.
Antes al polvo deberás volver
mas hay una cosa que debes aprender;
Tristeza y dolor quemarán tu alma
la alegría y la dicha a la luz se volverán.
**N.d.T.: Joaquin V. González (Nonogasta, 6 de marzo de 1863 – Buenos Aires, 21 de diciembre de 1923) prominente político, historiador, educador, masón, filósofo, jurista yliterato argentino, gobernador de La Rioja, su provincia natal, y varias veces ministro, fue el nacionalizador de la Universidad de La Plata y fundador del Instituto Superior del Profesorado de BuenosAires. Fue además miembro de la Real Academia Española y de la Corte Permanente de Arbitraje internacional de La Haya. Falleció siendo Senador de la Nación (Wikipedia). Tradujo en 1915 los Rubayata, de Omar Khayam.
Traducido por Juan Amin Betancur V.