Hazrat Inayat: Magnetismo pt IV
Continuando con este tema, Hazrat Inayat Khan explora ahora el funcionamiento del magnetismo en la creación, y entre individuos y grupos. La publicación anterior puede encontrarse aquí.
El magnetismo puede explicarse como afinidad que tiene poder de atracción; atrae su propio elemento. Esta afinidad puede manifestarse en cualquier aspecto del mundo de las cosas y los seres. Es el poder de esta afinidad el que ha sostenido todo el universo unido. Los átomos de agua, manteniéndose juntos, conforman el mar, y los átomos de la tierra, manteniéndose juntos, forman el suelo. Así es con cada elemento y cada ser. Si no hubiera sido por esta afinidad, el universo entero se hubiera roto en pedazos. La parte más fuerte atrae a la más débil, y es así como Dios, El Uno y único Poder de esta afinidad, es considerado el Bienamado, porque atrae todo hacia Él.
Algunos lo llaman el Amante, porque Él ama Su manifestación. Pero en realidad, esta afinidad en si misma se convierte en Amor, Amante y Bienamado, y es idealizada por los sabios como Dios, el único Ser. El tema de Amor, Amante y Bienamado, que se encuentra mucho en la literatura sufí, solo revela el hecho arriba mencionado. Es por eso que los sufís han adorado la belleza en la naturaleza, la luna llena, el sol naciente, los jardines de rosas, la fragancia de la flor y el color de la hoja y el vino del amor, la juventud, la belleza y el Bienamado. Eso que los ascetas han rechazado por auto renunciación, por miedo de ser tentados o engañados, el sufí lo ha abrazado, reconociendo toda belleza, desde lo invisible hasta lo visible, desde el espíritu hasta la materia, todos los nombres y formas, nada mas que como el símbolo de Dios, y así, los adora en todos los aspectos, altos y bajos, buenos y malos.
La razón por la cual el imán atrae al acero es porque tiene el elemento del acero dentro de él, como también más energía. Si el acero tuviera más energía, habría atraído al imán. Así es con todo. El árbol atrae la lluvia, y en el desierto difícilmente hay un aguacero. Esto demuestra que los árboles tienen en su interior el elemento agua, que atrae al agua, y el desierto no tiene esta cualidad.
Lo mismo ocurre con una persona que puede atraer a muchos, y puede ser atraída por alguien. En otro caso una persona puede convertirse en objeto de atracción para algunos y ser sujeto del odio de otros. En ambos casos debe entenderse que la persona que ha atraído a muchos, lo ha hecho por el atributo que posee en un grado más fuerte que otros, y en el otro caso, donde se siente atraída, puede ser más débil en ese aspecto de la energía. En otras palabras, un cantante que puede ganar los aplausos de miles, puede ser arrebatado por el verso de un poeta.
La atracción entre cosas y seres, como la afición por los diamantes, rubíes, frutas y flores, perros y gatos, y así, así como la atracción de los sexos, todo esto se basa en la ley de atracción. Esto explica el misterio de por qué la independencia o la exclusividad tienen un poder de atracción tan grande, porque representan la fuerza. Dios es el centro de atracción del mundo entero, y la prueba no es otra que Su independencia y lejanía. Abstinencia, reclusión, silencio, concentración, perseverancia, perfección, dignidad, autoestima, modestia, consideración, gentileza, dulzura, templanza y alegría, ayudan al magnetismo personal.
La ley de atracción tiene mucho que ver con el principio de armonía. No importa cuan poco atractivas puedan ser las personas, en un grupo donde todos son del mismo elemento, se atraen entre sí. Al ver esto, el Sufí afina su ser al mismo tono en el que está la persona con la que entra en contacto.
El magnetismo se hereda o se desarrolla. En ambos caso es a partir de la energía de donde se crea el magnetismo mediante un desarrollo equilibrado. Si una persona tiene magnetismo como un atributo innato, es una gran ayuda para él en su desarrollo espiritual; si no es innato, se requiere mucho esfuerzo para cultivarlo. Aún así, todo el mundo tiene el poder del magnetismo en mayor o menor grado.
Continuará…
Traducido por Inam Anda