Hazrat Inayat : Mysticism pt III (Spanish version)

Hazrat Inayat: Misticismo, parte III

Continuamos con la serie de enseñanzas de Hazrat Inayat Khan sobre el tema “Misticismo”. La publicación anterior de la serie se puede encontrar aquí. La descripción del maestro de la forma en que un místico armoniza con todo, puede recordarle a los lectores esta historia de Nasrudín que se publicó anteriormente.

Si le preguntas a una persona cuál es la naturaleza de la vida, dirá: “Entre más avanzamos en la lucha por la felicidad, más nos alejamos de ella”. Es cierto. Pero toma el camino equivocado quien no sabe que la infelicidad no existe. Además, la felicidad es más natural que la infelicidad, así como el bien es más natural que la maldad, y la salud lo es más que la enfermedad. Y aún así, se es tan pesimista. Si le cuentas a alguien lo bueno de otro, no puede creer que sea verdad. Pero si le cuentas lo malo de una persona, dice: “sí, es realmente cierto”. 

La escritura del místico
es la naturaleza humana

El trabajo del místico es, por lo tanto, estudiar la vida. Para el místico, la vida no es un juego o una entretención.  Para el místico es una escuela en la que se aprende cada momento de la vida. Es un estudio continuo. Por ello, la escritura del místico es la naturaleza humana. Todas las mañanas pasa a una nueva página de la escritura. Y los Grandes que han traído el Mensaje al mundo a través de los tiempos y cuyos libros se han vuelto escrituras para el mundo, que han sido guardadas por miles de años, y gracias a las que generaciones de personas han tomado su alimento espiritual, es su interpretación de la naturaleza humana la que ellos han dado. Y es por ello que las escrituras sagradas tienen siempre detrás el mismo sentimiento de lo sagrado.

El místico ofrece respeto a todas las religiones y comprende todas las ideas diferentes y contrarias, porque puede entender el lenguaje de todos. El místico puede estar de acuerdo (sin tener que discutir) con el sabio, el tonto y el simple. Porque ve que la naturaleza de los hechos es tal que están verdaderamente en su lugar; él entiende cada aspecto de su naturaleza. El místico ve desde todos los puntos de vista. Ve desde el punto de vista de cada persona y es por eso que es armonioso con todos. Alguien se acerca a un místico y le dice: “No puedo creer en un Dios personal, eso no significa nada para mí”. Y el místico contestará: “Estás en lo cierto”. Otro hombre le dice: “La única forma de hacer a Dios inteligible es en la forma del hombre”. El místico contesta: “Estás en lo cierto”. Y otro hombre le dice: “Qué tonta esta gente que hace de ese hombre un Dios. Él está por encima de toda comprensión”. Y el místico dirá: “Estás en lo cierto”. Porque un místico comprende la razón detrás de todos los argumentos opuestos. Una vez, un misionero llegó donde un Sufi en Persia y deseaba empezar una discusión y probar que su punto de vista sobre las enseñanzas sufís era el correcto. El Sufi estaba sentado en su silenciosa y tranquila actitud de reposo, con dos o tres pupilos a su lado. Y el misionero hizo algunas preguntas. El místico contestó: “Tienes razón”. Pero el hombre continuaba en la disputa y el Sufi solo decía: “Eso es muy cierto”. Así que le dio un giro a la disputa y formuló sus preguntas de manera elocuente. El hombre estaba muy decepcionado, pues no había manera de discutir. El Sufi vio la verdad en todo. La verdad es como un piano, las notas pueden ser altas o bajas, puedes tocar un Do o un Mi, pero todas son notas.

Y así, como la diferencia entre las notas, es la diferencia entre las ideas. Así como en la vida diaria con la buena y la mala actitud. Si tenemos una mala actitud, todas las cosas son malas; si tenemos una buena, todas las cosas son buenas. La persona que desconfía de sí misma desconfiará de su mejor amigo; y quien confía en sí mismo, confiará en todos.

Cosas que parecen estar separadas, como el bien y el mal, la luz y la oscuridad, la forma y la sombra, ante el místico se acercan tanto que solo el grosor de un cabello las divide. Ante el místico se abre una perspectiva de vida, una perspectiva en la que se encuentra el propósito de la vida. La pregunta que el místico se hace a sí mismo es: “¿Qué es mi ser? ¿Mi cuerpo? No. Este cuerpo es mi posesión, y yo no puedo ser lo que poseo”. Se pregunta a sí mismo: “¿Es mi mente?” Y entonces llega una respuesta: “No. La mente es algo que poseo, es algo que atestiguo. Debe haber una diferencia entre el conocedor y lo conocido”. Finalmente, el Sufi llega a comprender el carácter ilusorio de todas las cosas que posee. Es como un hombre que viste un abrigo: él tiene un abrigo, pero no es el abrigo.

El místico empieza a pensar, “no soy yo mismo quien piensa, es la mente. Es el cuerpo el que sufre, no soy yo”. Es una especie de liberación para él pensar, “No soy mi mente”. Y se pregunta: “En un momento tengo un buen pensamiento, en otro uno malo, un pensamiento correcto o incorrecto; en un momento un pensamiento terrenal, después uno celestial. Es como una imagen en movimiento, y soy yo quien veo, y quien baila allí”.

Al ver esto, el místico se libera a sí mismo, quien, debido a su ilusión, había sido enterrado bajo mente y cuerpo. Lo que el hombre llama el alma, se había perdido; era un alma que no estaba consciente de la verdad mística, ese cuerpo y esa mente son vehículos para experimentar la vida. Y es de esta manera que el místico empieza su viaje hacia la inmortalidad.

Continuará…

Traducido por Prajnabai Mariana Betancur 

One Reply to “Hazrat Inayat : Mysticism pt III (Spanish version)”

  1. Gloria

    Bendiciones llegan en esté camino con mensajes Sufis
    La mente y el cuerpo solo son el vehículo!
    Todo es una ilusión….
    Con actitud positiva todo lo vivimos mejor
    ??

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