Hazrat Inayat: Misticismo pt VIII
El ser del hombre es un mecanismo de cuerpo y mente. Cuando este mecanismo está en orden, hay felicidad, plenitud de vida; cuando hay algo malo con el mecanismo, el cuerpo está enfermo y la paz desaparece. Y este mecanismo depende de que se le de cuerda, tal como se da cuerda a un reloj y continúa por veinticuatro horas; así también en meditación, cuando una persona se sienta con una actitud de reposo y pone su mente en una condición de calma y regula el trabajo de su mecanismo mediante el proceso de meditación, es como darle cuerda. Su efecto se siente todo el tiempo, porque el mecanismo es puesto en orden.
Es por lo tanto que la creencia de un místico no es una creencia exterior en una deidad que él no ha visto; el culto del místico no es solo una forma externa, que se termina al decir sus oraciones. El hace el mejor uso de las cosas externas, y, en la medida de lo posible, él las unirá con la concepción mística, pero al mismo tiempo su búsqueda es lógica, científica; misticismo es la explicación científica y también llegar a ser totalmente consciente de las cosas que la religión enseña, que de otra forma no tendrían ningún significado para una persona común. Cuando una persona común lee acerca del reino de Dios y del cielo, lee estos nombres, pero no sabe donde está el cielo; siente que hay un Dios, pero no hay evidencia. Y, por lo tanto, un gran número de intelectuales que en verdad están buscando la verdad, se están alejando de las religiones externas porque no pueden encontrar la explicación, y consecuentemente se vuelven materialistas. El místico dice que la explicación de toda la religión es la investigación del ser. Mientras más uno se explore a sí mismo, más entenderá todas las religiones en la luz más clara y todo se volverá nítido. El sufismo es solo una luz arrojada sobre tu propia religión, como una luz llevada a una habitación donde están todas las cosas que tú quieres; lo único que se necesitaba era luz.
Si, el místico no siempre está listo para dar su respuesta a cada persona. ¿Los padres siempre pueden responder todas las preguntas de sus hijos pequeños? No. Hay preguntas que pueden responderse, y hay algunas que debemos esperar hasta que esa persona llegue a ese punto, hasta que entienda. Solía gustarme mucho un poema que no entendía y, sin embargo, no podía encontrar una explicación satisfactoria. Luego de diez años, de repente, en un instante, una luz fue arrojada sobre sobre él, y comprendí. Mi alegría no tenía fin. ¿No demuestra esto que todo tiene su tiempo?
Cuando las personas se vuelven impacientes y buscan una respuesta, algo será respondido, algo no puede ser respondido; y la respuesta llegará a su tiempo. Uno tiene que esperar. ¿Alguien en este mundo ha sido capaz de decir la totalidad de lo que es Dios, aun con todas las escrituras y profetas? Dios es un ideal demasiado alto y grande para que las palabras lo expliquen. ¿Alguien puede explicar una palabra como amor, o decir que es la verdad?
Con mucha frecuencia la gente pregunta ¿qué es la verdad? A menudo siento que debería escribir con un carbón la palabra “verdad” en un ladrillo, ponerlo en sus manos y decir, “¡Toma, sostenlo, entonces podrás sostener la verdad!” Si se puede alcanzar la verdad, solo se la podrá conseguir cuando ella misma empiece a hablar, lo cual ocurre con la revelación. La verdad se revela a sí misma; por lo tanto, la palabra persa para verdad es Khuda, que significa autorrevelación porque esta palabra une Dios con verdad. Luego Dios es verdad. Nada puede uno explicar ni de la primera palabra ni de la segunda. La única ayuda que el místico puede dar es sobre cómo llegar a esta revelación. Nadie puede enseñar esto, ni tampoco aprender de otro; debe aprenderlo por sí mismo. El maestro únicamente está ahí para guiarlo a esta revelación. Hay un solo maestro, Dios; y los grandes maestros del mundo fueron los más grandes alumnos, ellos sabían como convertirse en un discípulo.
¿Cómo es que todo esto se enseña o se lleva a la consciencia de quienes recorren el sendero de la verdad? Mediante Bayat, iniciación. Es confianza en alguien que guía a otro en su recorrido por el camino. Quien recorre el camino debe estar dispuesto a arriesgarse en las dificultades que se presenten; ser sincero, ser fiel, no dudar, no ser pesimista ni escéptico, de lo contrario sus esfuerzos no alcanzarán su objetivo. Debe venir de todo corazón, con entrega total e incondicional, o de lo contrario, no venir. La tibieza no tiene valor. Y luego lo que se necesita es alguna comprensión intelectual del aspecto metafísico de la vida, que algunos tienen, pero no todos. Lo que además se requiere son las cualidades del corazón: amor como el primer principio, que es conocido como divino. Luego la acción, esa acción que no obstaculiza el camino de la verdad; esa acción que crea más y más armonía, y luego reposo.
Aquello que se aprende en un año de estudio, se aprende en un día de silencio, si es que solo uno conoce el verdadero camino del silencio.
Traducido por Inam Rodrigo Anda