Hazrat Inayat: Optimismo
Esta tarde quisiera hablar sobre el tema del optimismo y el pesimismo. El optimismo representa el flujo espontáneo del amor, y además el optimismo significa confianza en el amor. Esto demuestra que el optimismo es el amor confiando en el amor. El pesimismo viene de la decepción, de una mala impresión que existe por algún obstáculo en el camino. El optimismo da una actitud esperanzadora en la vida, mientras que con el pesimismo vemos oscuridad en el camino.
Sin duda, algunas veces el pesimismo muestra escrúpulos e inteligencia, y el pesimismo también muestra experiencia. Pero, de hecho, ¿podemos ser lo suficientemente escrupulosos si solo pensamos en las dificultades que hemos enfrentado antes en nuestra vida? Es la confianza la que resuelve el problema. Muy a menudo los sabios han visto que la inteligencia no llega lejos; llega hasta cierto punto y se para, puesto que la inteligencia es conocimiento que pertenece a la tierra. Y en cuanto a la experiencia, ¿qué es la experiencia de la persona? Sólo estamos orgullosos de nuestra experiencia hasta que vemos cuán vasto es el mundo. En toda línea de trabajo y pensamiento, no existe un momento en el que la experiencia no sea necesaria, pero mientras más experiencia acumulamos, más vemos lo poco que sabemos.
El efecto psicológico del optimismo es tal que nos ayuda a alcanzar el éxito, pues es a partir del espíritu optimista que Dios creó el mundo. Por eso, el optimismo viene de Dios y el pesimismo nace del corazón del hombre.
De la poca experiencia en la vida que tiene la persona, aprende que: esto no tendrá éxito, esto no funcionará, esto no saldrá bien. Para el que es optimista, si algo no sale bien al final, no importa–igual lo intentará. Y, ¿qué es la vida? La vida es una oportunidad, y para la persona optimista esta oportunidad es una promesa, pero para la pesimista esta oportunidad es una pérdida. No es que el Creador haga que la persona la pierda, sino que es ella misma la que no aprovecha la oportunidad.
Muchos en este mundo alargan su dolencia al dar cabida al pensamiento pesimista. Principalmente encontrarán que quienes han sufrido por muchos años una cierta enfermedad, esa enfermedad se vuelve tan real que su ausencia se vuelve antinatural. Creen que la enfermedad es su naturaleza, y que su ausencia es algo que no conocen, y de esta manera ellos mismos mantienen su enfermedad. Luego, hay personas pesimistas que piensan que la miseria es parte de su vida. Han nacido para ser desdichados, no pueden ser nada más que infelices. El cielo y la tierra están en su contra. Ellos mismos son su miseria, y el pesimismo les pertenece.
La vida de la persona depende de aquello en lo que se concentra. Si la persona se concentra en su miseria, será miserable. Si tiene algún hábito que no aprueba piensa que está desamparado frente a éste porque es su naturaleza. Nada es la naturaleza de la persona excepto lo que haga de sí misma. Así como la naturaleza en su totalidad está hecha por Dios, la naturaleza de cada individuo está hecha por él mismo. Y así como el Todopoderoso tiene el poder de cambiar Su naturaleza, el individuo es capaz de cambiar su naturaleza si tan solo lo supiera. De todas las criaturas de este mundo, el hombre es quien tiene el mayor derecho a ser optimista porque representa a Dios en la Tierra: Dios como Juez, como Creador y como Amo de Toda Su Creación. Así el hombre es amo de su vida, amo de sus propios asuntos si tan solo lo supiera.
Una persona con optimismo ayudará a otra que se esté ahogando en el mar del miedo y la desilusión; pero al contrario la persona pesimista, si alguien acude a ella enferma o desanimada, lo hará hundirse hasta las profundidades con ella. A lado de la una está la Vida, a lado de la otra la muerte. La una sube hasta la cima de la montaña; la otra desciende a la profundidad de la tierra.
¿Existe mayor ayuda en la tristeza y la desgracia, cuando todas las situaciones en la vida parecen oscuras, que el espíritu de optimismo que sabe que todo estará bien? Por eso, no es exageración si digo que el espíritu mismo de Dios viene al rescate de la persona en forma de espíritu optimista.
Amigos, no importa lo difícil que sea una situación en la vida, por más grande que sea la dificultad, todo puede superarse; pero lo que importa es si nuestro propio espíritu pesimista nos hunde cuando ya hemos alcanzado aguas profundas. La muerte es preferible a ser hundido en la miseria por un espíritu pesimista. Por eso, la mayor recompensa que puede haber en el mundo es el espíritu de optimismo, y el mayor castigo que pueda darse a una persona por su peor pecado es el pesimismo.
Verdaderamente, el que tiene esperanza en la vida tendrá éxito.
Traducido por Darafshan Daniela Anda