Hazrat Inayat: Poesía, la canción del alma
La siguiente conferencia fue dada por Hazrat Inayat Khan en el Women’s Press Club en Los Ángeles el 16 de marzo de 1926. Es muy interesante ver cómo ilustra el uso de la poesía para dar un mensaje místico con las palabras del Vadan – aunque no identifica al “poeta”, y tampoco desea hacerlo, porque sentía que el Gayan y el Vadan no eran “suyos” en un sentido autoral, provenían más bien de la Fuente Invisible. Es por esta razón que, en el servicio del Culto Universal, nunca se menciona este libro como “El Gayan de Pir-o-Murshid Inayat Khan” o nada similar.
Amigos,
Considero una gran alegría y un privilegio tener esta oportunidad de reunirme con todos ustedes aquí y decirles unas pocas palabras. Como se dice, “Oriente es Oriente y Occidente es Occidente, y nunca los dos se reunirán”. Esta tarde nos hemos reunido.
En Oriente la poesía es considerada como una canción del alma, como la danza del espíritu. Es por eso que algunos pensadores del mundo occidental han dicho que el poeta es un profeta. Y Oriente ha creído lo mismo. Pero yo añadiría a este dicho que un poeta no es necesariamente un profeta, pero un profeta es sin duda un poeta. Y durante mucho tiempo todos aquellos que han venido al mundo cuando era necesario, han despertado a la humanidad con la sabiduría que le dieron, y la mayoría de las veces esa sabiduría fue expresada en el ámbito de la poesía. Las enseñanzas de Buda, Rama, Krishna y las enseñanzas de los antiguos profetas han sido entregadas en poesía. Pero el sabio de los tiempos antiguos hablaba en poesía. En otras palabras, lo que quiera que decían, era de alguna forma u otra una hermosa figura poética.
Esa verdad era siempre dada con belleza. ¿No es música la poesía? Tiene su propio ritmo, su propio tono, y tiene dentro de ella la melodía y armonía de la música. Y ¿de dónde viene? Viene de la vida, de la naturaleza. El momento en que el corazón del poeta despierta y el alma vuelve a nacer, el poeta comienza a ver la vida de manera diferente. Lo que llamamos accidente no es más un accidente para él. Todo está diseñado, todo está planeado de antemano. Todo lo que llamamos nacimiento y muerte, ante un pensador y poeta no hay tal cosa como nacimiento y muerte. Es una vida continua, sólo toma una forma de nacimiento y muerte. Pero detrás de esto hay continuidad.
Para el poeta, la creencia en Dios ya no es una creencia. Para el pensador, para el vidente, es la realidad. No son sólo los seres vivos quienes le hablan; los árboles y las plantas, la naturaleza también le hablan. Y por tanto, para el poeta todo parece estar vivo. En este momento de materialismo y comercialismo siempre creciente, estamos perdiendo el espíritu de poesía que elevó al hombre a las esferas más altas, y esa poesía que era vivificante e inspiradora. Hoy cuando decimos: “¿Será aceptado [esto es: ¿calará?, ¿causará una impresión? -ed] ¿le gustará a la gente?, ¿será aceptado por los editores?” cubrimos nuestra inspiración y el desarrollo del espíritu es obstaculizado por eso. Y de esta forma en la actualidad hay muchos que anhelan expresar la inspiración de su alma y sin embargo, no siempre pueden hacerlo libremente. Las condiciones en las que vivimos hoy son tan difíciles que a menudo se levantan como obstáculos en nuestro camino. Pero al mismo tiempo el día que el poeta comienza a pensar, “La poesía es un regalo divino, es inspiración, yo soy sólo una herramienta, un instrumento en las manos de Dios, es sólo una expresión del espíritu, es mi deseo expresarlo, en una forma tan bella como sea posible”, desde ese día comienza su trabajo sin importar el éxito y reconocimiento mundanos. Entonces la poesía llega a ser una oración, su trabajo se vuelve una religión, es sagrado. Cuando la vida comienza a hablar, habla en forma de música.
En la naturaleza hay ritmo. Si no fuera por los ritmos, no habría tantas estaciones. Todas tienen su ritmo, su llegada de la mañana, de la noche, el paso de la semana, el mes, y el cambio de estaciones; la elevación y caída de las olas, todo muestra este ritmo de la naturaleza. El alma comienza a vivir y es la vida del alma, ─esa vida más interna─, la que es la herencia divina del hombre, cuando comienza a expresarse. Eso es poesía. No es una exageración si dijera que la poesía está un paso delante de la religión, porque lo que la religión enseña, la poesía lo expresa. Por la creencia religiosa uno cree en ciertas cosas. En la expresión poética, eso es revelado.
Leeré un verso, escrito en el despertar de la inspiración poética. En el momento en que el poeta comienza a ver a Dios revelado en todas las cosas, él dice:
Toda forma que veo es Tu propia forma, Señor mío,
y todo sonido que escucho es Tu propia voz;
en el perfume de las flores percibo la fragancia de Tu espíritu;
en toda palabra que se me dice escucho Tu voz, mi Señor.
Todo lo que me toca es Tu propio toque;
en todo lo que saboreo disfruto el sabor de Tu delicioso espíritu.
en todo lugar siento Tu presencia, Bien Amado;
en toda palabra que llega a mis oídos escucho Tu mensaje.
Todo lo que me toca, me emociona con la alegría de Tu beso;
por dondequiera que voy Te encuentro; a dondequiera que llego Te descubro, mi Señor;
a donde mire, veo Tu gloriosa visión; cualquier cosa que toque, toco Tu amada mano.
A quienquiera que veo, Te veo a Ti en su alma;
cualquier cosa que se me dé, la tomo de Ti.
A quienquiera que dé, humildemente lo ofrezco a Ti, Señor;
cualquiera que venga a mí, eres Tú quién viene,
a quienquiera que llame, es a Ti a quién llamo.
Y cuando el pensador va aún más lejos, ve a Dios en esta luz:
Cuando Te sentaste en Tu trono, con una corona sobre Tu cabeza,
me postré en el suelo y Te llamé mi Señor.
Cuando extendiste Tus manos sobre mí para bendecirme,
me arrodillé y Te llamé mi Maestro.
Cuando me levantaste de la tierra, estrechándome entre Tus brazos,
me acerqué más a Ti y Te llamé mi Bien Amado.
Pero cuando Tus acariciantes manos sostuvieron mi cabeza cerca de Tu resplandeciente
corazón y me besaste,
sonreí y Te llame mi propio ser.
Y cuando el poeta va todavía más lejos en la visión de Dios, dice:
Tu luz ha iluminado las oscuras cámaras de mi mente;
Tu amor está enraizado en las profundidades de mi corazón;
Tus propios ojos son la luz de mi alma;
Tu poder trabaja detrás de mi acción;
sólo Tu paz es reposo para mi alma;
Tu voluntad está detrás de cada uno de mis impulsos;
Tu voz es audible en las palabras que pronuncio;
Tu propia imagen es mi semblante.
Mi cuerpo no es más que una cubierta sobre Tu alma;
mi vida es Tu propio aliento, mi Bien Amado,
y mi ser es Tu propio ser.
Dios les bendiga.
Traducido por Inam Rodrigo Anda