Hazrat Inayat: El arte de la personalidad. Parte VI
Continuamos con la serie de enseñanzas de Hazrat Inayat Khan sobre el arte de la personalidad. La publicación anterior de esta serie, sobre el tema de la vanidad, puede encontrarse aquí.
Dignidad, que en otras palabras puede llamarse respeto por uno mismo, no es algo que puede dejarse de lado cuando se tiene en cuenta el arte de la personalidad. Cuando uno pregunta de qué se trata, y cómo puede practicarse este principio, la respuesta es que cualquier conducta superficial y cualquier tendencia a la frivolidad deben arrancarse de raíz de la naturaleza para mantener la dignidad que es preciosa para uno. Aquel que no se ocupa de ella, no necesita tomarse la molestia; esto es solo para aquel que mira algo en el respeto a sí mismo. Una persona con autoestima será respetada por los demás, independientemente de su poder, posesiones, posición o rango; en cualquier posición o situación en la vida, esa persona infundirá respeto.
Surge una pregunta: ¿tiene entonces la ligereza algún lugar en la vida, o no es necesaria en la vida para nada? Todo es necesario, pero todo tiene su tiempo. La dignidad no consiste en tener una cara larga, tampoco el respeto es evocado por una expresión severa; con fruncimientos o poniéndose tieso uno no demuestra honor; la dignidad no significa estar triste o deprimido. Es asignar las actividades a su momento adecuado. Hay momentos para la risa, hay momento para la seriedad. La risa de la persona que se ríe todo el tiempo pierde su poder; la persona que siempre es divertida no lleva esa carga en la sociedad como debería. Además, la ligereza a menudo hace que un hombre ofenda a los demás sin querer hacerlo.
Aquel que no tiene respeto por sí mismo, no tiene respeto por los demás. Puede pensar por el momento que es independiente de convencionalismos y libre en su expresión de sentimientos, pero no sabe que esto lo hace tan ligero como un trozo de papel moviéndose de aquí para allá en el espacio, arrastrado por el viento. La vida es un mar, y mientras más lejos uno viaja en el mar, más pesado es el barco que necesita. Entonces para un hombre sabio, una cierta cantidad de peso es necesaria para vivir, que da equilibrio a su personalidad. La sabiduría da ese peso; su ausencia es la marca de la necedad. La jarra llena de agua es pesada; es la ausencia de agua en la jarra lo que la hace liviana, como a un hombre sin sabiduría que es superficial. Mientras más uno estudia y entiende el arte de la personalidad, más descubre que es el ennoblecimiento del carácter lo que nos hace avanzar hacia el propósito de la creación. Todas las diversas virtudes, modales refinados y hermosas cualidades son el resultado de la nobleza de carácter. Pero ¿qué es nobleza de carácter? Es tener una amplia perspectiva.
Mientras más uno estudia y entiende el arte de la personalidad,
más descubre que es el ennoblecimiento del carácter lo que
nos hace avanzar hacia el propósito de la creación.
Traducido por Inam Rodrigo Anda