Hazrat Inayat : The Certitude of Life in the Hereafter pt I (Spanish version)

Hazrat Inayat: La Certeza de la Vida en el Más Allá pt I 

Con esta publicación comenzamos una conferencia de Hazrat Inayat Khan sobre el principio fundamental de la continuidad de la vida. En el último párrafo, el Maestro habla de dos «cuerdas» utilizadas por un nadador, con lo que aparentemente se refiere a algún dispositivo de flotación. 

Amados de Dios, 

Quisiera hablar unas palabras sobre la cuestión de la certeza de la vida en el más allá. Esta es una cuestión que ocupa la mente de todos. Tarde o temprano en la vida una persona comienza a pensar si existe tal cosa como la continuidad de la vida. Hay muchos que por su idea pesimista piensan que parece no haber nada después. Y hay otros que debido a su idea optimista piensan: tanto si hay algo como si no lo hay, es igual de bueno pensar que hay algo. Sin embargo, este pensamiento es muy doloroso, cuando una persona piensa que no habrá nada después de la muerte. Y por muchas razones que pueda tener en apoyo a su creencia, esa creencia en sí misma es peor que la muerte. Hay algunos que a través de diferentes fenómenos desean obtener la prueba de la vida en el más allá. Pero se encuentran con noventa y nueve decepciones y tal vez una realidad. 

Y cuando llegamos a la idea del sufi, su idea es que la vida vive, la muerte muere. En otras palabras: para la vida no hay muerte, y para la muerte no hay vida. Pero su forma de alcanzar la certeza de la vida no es sólo intelectual. Porque una persona puede estudiar todas las filosofías, todas las metafísicas a lo largo de su vida, las cuales pueden probar por todos los medios que existe la continuidad de la vida, pero esta comprensión obtenida por el esfuerzo de la mente no dará ese sentimiento de certeza que uno desea tener. 

Por lo tanto, el Sufí practica ese proceso a través del cual es capaz de tocar esa parte de la vida en sí mismo que no está sujeta a la muerte. Y al encontrar esa parte de la vida, obtiene naturalmente el sentimiento de certeza de la vida. Le hace estar más seguro de la vida que de cualquier otra cosa en el mundo. Porque ve en todas las cosas mutabilidad y limitación. Porque todo lo que se compone está sujeto a descomponerse, todo lo que nace está sujeto a la muerte. Pero encuentra que la vida que era su yo, y que era la verdadera vida, y todo lo demás que conocía de la vida empieza a perder importancia. 

Y ahora ustedes dirán: ¿de qué manera descubre esa vida en él que nunca nació y que nunca morirá? Mediante el autoanálisis, pero de acuerdo con lo que los místicos saben del autoanálisis: comprender qué es para nosotros este vehículo que llamamos «el cuerpo», qué relación tenemos con él. Y comprendiendo en qué consiste esta mente que llamamos mente. Y luego sabiendo que: «¿Soy entonces este cuerpo, soy esta mente?». Llega un momento en que empieza a ver que él mismo es el conocedor del cuerpo y de la mente. 

Pero solo llega a esta comprensión cuando puede tener en sus manos el cuerpo y la mente como sus objetos, que él usa para su propósito en la vida. Una vez que ha hecho esto, entonces el cuerpo y la mente, estas dos cosas, se vuelven como las dos cuerdas que la persona se pone a sí misma para nadar en el agua, y no hay peligro de ahogarse. El mismo cuerpo y mente que, al menos en su pensamiento, causan la mortalidad del hombre, esos mismos cuerpo y mente se convierten entonces en los medios de su seguridad para no ahogarse en el agua de la mortalidad. 

Continuará… 

Traducido por Inam Anda 

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