Hazrat Inayat : The Message and the Messenger pt IX (Spanish version)

Hazrat Inayat : El Mensaje y el Mensajero pt IX 

En esta última entrega de la serie, Hazrat Inayat Khan revela las etapas por las que hay que pasar para alcanzar la plenitud del Mensaje. La publicación anterior está aquí. 

Las almas que creen en un mensajero por sus poderes milagrosos, o porque ven la creencia de sus adherentes, son seguidores; pero las almas para quienes la presencia del mensajero es la evidencia, para quienes sus palabras son una prueba, y para quienes su propia creencia es una convicción, son los cimientos del nuevo templo del mundo. 

Sus discípulos son para el maestro como todos los objetos del cielo y de la tierra son para el sol. Algunos responden a la luz del sol y se calientan o se enfrían. Algunos crecen y prosperan, y despliegan su color y su fragancia. Algunos cierran los ojos o se quedan ciegos a la luz del sol. Algunos comienzan las actividades de su vida cuando sale el sol; y otros esperan la salida del sol durante la oscura y deprimente noche de dolor y sufrimiento. Algunos esperan con impaciencia el despeje de las nubes y la sonrisa del sol. Pero las estrellas y los planetas en el cielo son aún más sensibles y están más estrechamente conectados con la corriente especial del sol; y así son los discípulos que están cerca del espíritu del maestro. Son sus apóstoles especiales; emiten la luz del sol que se refleja en su corazón. 

Hay tres etapas de acción por las que tienen que pasar los seguidores sinceros del mensaje, y la dificultad estriba en que cada etapa tiene tendencia a impedirles pasar a la siguiente. Y la razón es que no hay fin de interés y felicidad en cada etapa que tienen que atravesar en sus vidas. Otra razón es que una etapa es muy diferente de otra y, por lo tanto, cada etapa tiene una especie de acción contraria a la anterior. 

Estas tres etapas pueden denominarse recepción del mensaje, asimilación del mensaje y representación del mensaje. Para un murid sincero, la primera etapa puede ser tan interesante que puede pensar que nunca tendrá suficiente de ella, la recepción de ese conocimiento sin fin; y el corazón del buscador de la verdad, que nunca está lleno, puede recibirlo durante siglos y, sin embargo, nunca es suficiente. Cuando el receptor del mensaje se encuentra en esa etapa, la actividad de las etapas posteriores queda sin realizar. 

La etapa siguiente, que es la de la asimilación, es la más necesaria, y muy pocos pueden imaginar cuánto tiempo necesita el espíritu para asimilar el conocimiento de la verdad. Se asimila por el poder de la contemplación. Se asimila reflexionando sobre los temas que se han escuchado, practicando las enseñanzas en la propia vida, mirando el mundo desde el punto de vista que se ha enseñado, observando una cosa en sus mil aspectos diferentes. Muchas personas, antes de asimilar el conocimiento, desean razonarlo, desean discutirlo, desean justificarlo y ver cómo encaja con sus propias ideas preconcebidas. De este modo, perturban el fuego digestivo del espíritu, pues así como el mecanismo del cuerpo está siempre trabajando para ayudar a asimilar los alimentos, el espíritu está constantemente trabajando para asimilar todo lo que se aprende a lo largo de la vida. Por lo tanto, es cuestión de paciencia, de tomarse la vida con calma sin preocuparse demasiado por las cosas, y de dejar que el conocimiento que uno ha recibido como alimento del espíritu tenga tiempo de ser asimilado. Al tratar de asimilar el conocimiento demasiado pronto, el hombre pierde su salud normal; es como tomar medicamentos para ayudar a digerir los alimentos, lo que al final no es beneficioso. 

Pero el tercer proceso también es necesario, y quienes se preocupan poco de esta etapa, la de representar, se pierden mucho en la vida. Una persona que, sola, ha visto algo hermoso, que ha oído algo armonioso, que ha probado algo delicioso, que ha olido algo fragante, puede haberlo disfrutado, pero no completamente. El gozo completo está en compartir el propio gozo con los demás. Para el egoísta que disfruta de sí mismo y no se preocupa por los demás, tanto si disfruta de las cosas de la tierra como de las cosas del cielo, su disfrute no es completo. Así que sólo en esta tercera etapa se cumple el seguimiento del mensaje, cuando un alma lo ha escuchado y ha reflexionado sobre él, y ha transmitido la misma bendición a los demás. 

Traducido por Inam Anda 

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