Hazrat Inayat: El significado real de religión
Esta es una parte de una charla más larga, en la cual Hazrat Inayat Khan habla de la casa como un lugar de religión, no en el sentido de “iglesia”, sino como un lugar sagrado.
Cada vez que se menciona el nombre de religión, se piensa en los clérigos, en su iglesia, en la forma de servicio a la que se está acostumbrado o en las escrituras que se leen. Pareciera que la vida ha sido cortada de la religión: la religión se ha puesto en un lado y la vida en otro lado. Hemos separado la religión de la vida y de esta manera la humanidad no es capaz de hacer uso de ella ni de obtener su máximo beneficio. Si uno entendiera el verdadero significado de la religión, uno no dividiría las religiones sino que pensaría que hubo, hay, y habrá una y la misma religión. También se podría pensar que todos los nombres diferentes son los nombres de una religión. Si yo diera una definición de la palabra religión, yo diría que la religión pertenece a cinco cosas diferentes: hogar, comunidad, ideal, Dios e iglesia.
Si el hogar no se convierte en una iglesia y si el hogar no es considerado tan sagrado como la iglesia y si las habitaciones en las cuales uno se sienta y escribe y piensa no son consideradas un santuario sagrado para meditar y orar, uno no ha entendido el significado de hogar. ¿Es hogar alquilar un piso, o tomar una casa y vivir en ella con un poco de música o poesía? Pero incluso hoy no se encuentra eso. Hoy día no hay ninguna inclinación por el hogar. Todos o la mayoría de las personas están deseando vivir en restaurantes, en hoteles; piensan que es menos problemático, que se evita tanto gasto, tanto problema en nuestra vida, que nos da tiempo para pensar en muchas otras cosas. Esa es la idea equivocada. En primer lugar, el alimento que se hace para la generalidad, para cientos o miles de personas no es el mismo alimento que se cocina para la familia. Tiene un sabor diferente, tiene un afecto diferente. ¿Creerías si te dijera que incluso hoy en día en el Oriente los ocultistas preparan comida para sí mismos con sus propias manos – que ven la importancia del magnetismo y la influencia de la comida- que la comida puede ser la mayor cura y la peor fuente de enfermedad?
Además, el que está acostumbrado a dormir en un hotel un día y en otro hotel otro día, no sabe lo que significa conservar la propia atmósfera. Una habitación donde uno duerme, donde uno ha creado su ambiente, se convierte en un lugar religioso; has dicho una oración y luego te has ido a descansar, pero durante toda la noche la oración se repite allí, la atmósfera está rezando por ti y eso da una tranquilidad, es una armonía.
Cuando una persona vive en una casa es natural que cuide no sólo de su limpieza, sino también de la pureza de su atmósfera. Los antiguos siempre imprimían símbolos de carácter religioso ante sus puertas. Todas las mañanas después de limpiar la casa, – había impresiones en los escalones justo antes de la puerta-, para que tan pronto como salieran vieran esos grabados que les recordaban los ideales religiosos. Y luego, unas dos o tres veces y en ocasiones hasta cinco veces, quemaban incienso en cada habitación con el pensamiento de que el hogar puede ser purificado de todas las atmósferas e influencias indeseables. Y para los que venían y vivían allí su ambiente estaba despejado, y cada día había una nueva atmósfera creada en el hogar.
Te contaré una divertida experiencia que tuve una vez en Colombo. Me quedaba en una pensión y me sentía incómodo, inquieto. Así que indagué qué había allí y encontré un montón de pelo en el armario. Le dije a la señora: “¿Por qué me sentí tan mal en esta habitación? ¿Quién vivió aquí antes, puede decirme? “” Oh “, dijo,” No lo mencione aquí, me quita la vida. Mientras ella vivió había pelea”. La atmósfera seguía allí. Le dije: “¡Y me has dado semejante habitación!” Esta señora me respondió: “Porque pensé que eras un hombre de oración”.
Es por eso que en el Oriente siempre apreciaron la vida familiar. No quiero decir que no había batallas y guerras en la familia. Era lo mismo que ahora. Pero al mismo tiempo esa tendencia de servir a otro, de ser útil, era una especie de pequeña hermandad en la casa. Tal vez la gente no podía estar a la altura de lo que hubiera deseado, pero al mismo tiempo, había un principio también para tratar de vivir a este nivel. Cuando la gente está dividida hay esa simpatía de las relaciones. Cuanto más separados están, más lejos están del otro, menos simpatía tienen, en cambio la simpatía crece a medida que las personas están juntas.
Eso fue considerado una vez parte de la religión, que todos los que vivían juntos tuvieran consideración, la consideración el uno por el otro y que crecieran en la simpatía el uno por el otro, no sólo porque vivían juntos, sino porque la Providencia se las había arreglado para que estuvieran juntos.
Traducido por Juan Amín Betancur