Hazrat Inayat : The Soul, Whence and Whither? pt XX (Spanish version)

Hazrat Inayat: ¿El Alma, de Dónde y Hacia Dónde? Parte XX 

Habiendo considerado las cinco esferas de la conciencia, Hazrat Inayat Khan ahora mira a los cuatro tipos de carácter que nos confiere la parte física de nuestro ser. 

Cada persona muestra de su herencia terrenal una naturaleza, que es una de estos cuatro tipos: 
El primero es el del idealista, que vive en el mundo para sus ideales; un hombre de principios, inteligente, modesto, moderado en todo, paciente; y un hombre de modales refinados soñador por naturaleza, o un pensador profundo; un hombre de dignidad que cuida su reputación como se cuidaría un vaso muy fino. Su contacto con la tierra es como el de un pájaro que construye su nido en un árbol en el aire, desciende a la tierra para recoger un grano cuando tiene hambre, y luego se va volando. Habita en la tierra porque ha nacido en ella pero en realidad vive en sus pensamientos. La tierra y todo lo que pertenece a la tierra es su necesidad, no su deseo. 

El segundo tipo es el del artista; un artista no necesariamente por profesión, sino por naturaleza. Artístico por temperamento, este hombre muestra discriminación en su amor; es distinto en sus gustos y aversiones; sutil, inteligente, ingenioso, observando las convenciones, y sin embargo no atado por ellas; alguien que se da cuenta de todo, y sin embargo no se muestra plenamente; esquivo por naturaleza, pero tierno y afectuoso; fino y simple, social y sin embargo desprendido. Es como un ciervo en el bosque, que en un momento está en una parte del bosque y en otro muy lejos. Uno puede pensar que al entrar en contacto con él lo ha atrapado, pero al momento siguiente lo encontrará lejos de su alcance. Este es el tipo de hombre del que muchos dicen: “No puedo entenderle”. 

El tercero es el hombre material, material en su perspectiva, desprovisto del amor a la belleza, preocupado sólo por lo que necesita, inteligente pero no sabio. Vive toda su vida persiguiendo ganancias terrenales, ignorante de la belleza que la vida puede ofrecer, esperando día a día, esa ganancia por la que trabaja. Se podría decir que espera el día en que lleguen sus barcos. 

El cuarto es un hombre con deseos mundanos, que disfruta de su comida y bebida. En lo que piensa es en su comodidad corporal, en sus placeres momentáneos, en sus alegrías pasajeras. Esclavo de sus pasiones y cautivo de las cosas de la tierra. No le interesa nada más que él mismo. No pertenece a nadie, ni nadie le pertenece en realidad. Es alegre por naturaleza, pero susceptible a la depresión y la desesperación. Se podría decir que vive para comer. 

Estas cuatro cualidades diferentes pertenecen al cuerpo que la tierra ofrece al alma; la tercera y la cuarta clase más que la primera y la segunda. Es así como se puede regresar al origen de esta arcilla que el alma ha adornado y llamado “yo mismo”; esta arcilla que ha pasado por tantas condiciones diferentes mientras era amasada. Se desarrolló a través de los reinos mineral, vegetal y animal, y luego de ella se hizo la imagen del hombre. “En verdad, en el hombre se refleja todo lo que hay en la tierra y en el cielo”. 

Continuará… 

Traducción al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui 

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