Hazrat Inayat : The Soul, Whence and Whither? pt XXX (Spanish version)

Hazrat Inayat: El Alma, ¿de dónde y hacia dónde? Parte  XXX 

En la publicación anterior, Hazrat Inayat Khan explica que todo lo que pensamos y sentimos y expresamos con palabras o gestos, tiene un efecto inevitable sobre los que nos rodean y sobre nuestro progreso en la vida. 

Pero, ¿qué pasa con los que no piensan en todo esto? Cada cambio de humor o de emoción modifica sus acciones, sus palabras y sus pensamientos, y así nunca pueden conseguir lo que han venido a lograr; toda su vida transcurre entre fracasos y errores, y al final sólo han ganado lo que han hecho. Así que siempre es cierto que la vida es una oportunidad; cada momento de la vida es valioso. Si uno es capaz de manejarse a sí mismo ha logrado mucho. 

La mente tiene diferentes aspectos que se distinguen como diferentes secciones, que tienen su propio trabajo que hacer. Primero, el corazón que siente, y que contiene en sí mismo otros cuatro aspectos de la mente; segundo, la mente que crea el pensamiento y la imaginación; tercero, la memoria; cuarto, la voluntad que sostiene el pensamiento; quinto, el ego, esa concepción de la mente que clama ser “yo”. No hay mente sin cuerpo, porque el cuerpo es un vehículo de la mente; también está hecho por la mente, no por la misma mente, sino por otras mentes. El niño no sólo hereda la forma y el aspecto de sus padres y antepasados, sino también su naturaleza y carácter; en otras palabras, la mente de ellos, la cual moldea su mente y su cuerpo. 

La mente no sólo es la creadora del pensamiento, sino que es el receptáculo de todo lo que cae sobre ella. La mente despierta hace que el cuerpo sea sensible a todo tipo de sentimientos. La mente dormida vuelve al cuerpo lerdo. Al mismo tiempo, la finura del cuerpo influye en la finura de la mente, y la densidad del cuerpo hace que la mente sea densa. Por lo tanto, la mente y el cuerpo actúan y reaccionan entre sí. Cuando hay armonía entre la mente y el cuerpo, la salud está asegurada y los asuntos salen bien. Es la falta de armonía entre la mente y el cuerpo lo que más a menudo causa enfermedad y hace que los asuntos vayan mal. Cuando el cuerpo va hacia el sur y la mente hacia el norte, el alma se divide y no hay felicidad. El secreto del misticismo, por lo tanto, es sentir, pensar, hablar y actuar al mismo tiempo, porque entonces todo lo que se dice, o se siente, o se hace, se vuelve perfecto. 

Las diferentes mentes del mundo pueden compararse a varios espejos, capaces de proyectar reflejos y de reflejar todo lo que cae sobre ellos. Nadie, por grande que sea en sabiduría y poder, puede pretender estar libre de influencias. Es como si el espejo dijera: “Yo no reflejo todo lo que cae sobre mí”. Sólo que la diferencia entre el sabio y el necio es que el sabio le da la espalda a lo que no debe reflejar; el necio no sólo refleja el pensamiento indeseable, sino que lo posee con el mayor orgullo. 

La mente es creativa y la mente es destructiva; tiene ambos poderes. Ningún pensamiento nacido de la mente, aunque sea por un segundo, se pierde. El pensamiento tiene su nacimiento y su muerte como un ser vivo, pero la vida del pensamiento es incomparablemente más larga que la de cualquier ser vivo en el cuerpo físico. Por lo tanto, el hombre no sólo es responsable de su acción, sino también de su pensamiento. Las almas se asustarían si vislumbraran el registro de los pensamientos que han creado, bajo el hechizo de sus estados de ánimo siempre cambiantes. Como ha dicho el profeta, esta vida del mundo, que una vez fue tan atractiva, un día aparecerá ante ellos como una horrible bruja; huirán de ella, y gritarán: “Paz, paz”. 

No sería exagerado llamar a la mente un mundo; es el mundo que el hombre hace y en el que hará su vida en el más allá, como una araña teje su red para vivir. Una vez que una persona piensa en este problema comienza a ver el valor del camino espiritual. El alma aprende en el camino en el que es entrenada a no ser poseída por la mente, sino a poseerla; a no convertirse en esclava de la mente, sino a dominarla. 

Continuará… 

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J. 

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