Hazrat Inayat : La tragedia de la vida
En este breve pasaje, Hazrat Inayat Khan explica por qué prácticamente todo el mundo está insatisfecho con la vida, y cuál sería el remedio.
Cuando miramos a nuestro alrededor no podemos dejar de observar cómo todo el mundo tiene algo de que quejarse: falta de riqueza, falta de comodidad, falta de amabilidad por parte de los que le rodean, de sus parientes. En todas partes hay penas, decepciones de un tipo u otro. En el Corán esto se expresa con el dicho: «Sólo Dios es rico; todos los demás son pobres». La gente puede vivir en palacios o en casas de campo, puede disfrutar de riqueza y fama, dinero o buenas posiciones; no importa lo que posean, siguen siendo pobres por todo eso.
Cuanto más estudiamos la vida, más vemos cómo la pobreza está en todas partes, cómo todo el mundo es pobre por mucho que posea. ¿Cómo es esto? ¿Qué sentido tiene? Sólo una cosa puede explicar esta situación: la limitación.
Esta sola palabra explica la razón de los grados que van del rey al mendigo, del más grande al más insignificante. Está la limitación de la mala salud física y de la fuerza mental, la limitación de la riqueza,y así suscesivamente. Nada más que la limitación explica la causa real de todas estas cosas penosas.
Un vidente o pensador bien puede encontrar divertido observar cómo el mundo entero está afanosamente activo desde la mañana hasta la noche, tanto en el cuerpo como en la mente. Todo el mundo está tratando de aliviarse de esta pobreza, tratando de superar todas las cosas de las que tiene que quejarse, tratando de obtener los medios para conquistar todas esas condiciones de pobreza. Así, quien observa todo esto ve a la gente siempre luchando, esforzándose por esto, esforzándose por aquello; sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, sólo encuentran aún más pobreza. Los objetos que desean son limitados, pero su deseo es ilimitado; en cualquier caso, los objetos limitados nunca pueden satisfacer el deseo ilimitado.
Hay un poema indostaní que dice: «Cuando tengas diez lakh, o veinte, o cincuenta, o cien, seguirás queriendo mil; si los obtuvieras, seguirías queriendo más». De hecho, querrías el mundo entero, e incluso si lo tuvieras tu deseo no llegaría a su fin. La razón de ello es que todo lo que el hombre desea está siempre limitado, mientras que su deseo mismo no conoce límites. Cuando se satisface un deseo hay otro y luego otro, y así sucesivamente. El deseo del hombre sigue siendo mucho más grande, vasto y amplio que cualquier objeto que pueda desearse, y como el que desea no conoce su propio valor, ni el valor de los objetos que busca, permanece en un estado de pobreza. Esta pobreza degrada su vida; la degradación de toda vida humana procede de esta única cosa.
Un poeta persa ha dicho: «Aunque me veo a mí mismo en el Ser más grande, más elevado y más perfecto, sin embargo me encuentro en la pobreza, la limitación y la angustia. La razón de esto es sólo mi propia ignorancia de mí mismo, de mi verdadero ser. Es el engaño de la limitación de la vida».
Mientras tanta gente se esfuerza constantemente por aliviarse de esta limitación que se llama pobreza, el sufi se esfuerza por superar la fuente de la pobreza oculta en la vida de todos. La fuente de esta pobreza es la limitación, y él rompe esta limitación elevando su luz. En la Biblia se nos aconseja elevar la luz que hasta ahora hemos escondido bajo un cajón .Cuando elevamos la luz, eliminamos la pobreza.
Podemos preguntarnos: ¿Pero cómo elevamos la luz? ¿Qué vemos con esta luz cuando se ha elevado? La respuesta es que la inteligencia es luz. Elevar la inteligencia, y cuando la inteligencia experimenta la vida a través del medio o vehículo del cuerpo y de la mente, entonces, sin duda, permanece limitada. Si reflexionamos que este cuerpo y esta mente ocupan dos planos diferentes, entonces comprenderemos que hay más limitación en uno que en otro. Por ejemplo, si queremos ir a una calle o a un lugar determinado con nuestro cuerpo tardaremos cierto tiempo, pero si vamos allí con nuestra mente podemos llegar en un momento. Esa es la diferencia entre los dos planos en cuanto a la realización de las cosas. Puede tomar mucho tiempo y esfuerzo lograr algo en el mundo físico, pero toma menos tiempo y esfuerzo lograrlo cuando trabajamos mentalmente. Cuando la inteligencia trabaja a través de la mente se necesita menos esfuerzo y menos tiempo, mientras que cuando trabaja a través del cuerpo físico se necesita más tiempo y esfuerzo. Esto se debe a que el mundo físico tiene más limitaciones y el mundo mental tiene menos. Así que cuando la inteligencia puede elevarse por encima y más allá del mundo mental, ganamos interés en todos los planos de la existencia. Allí hay un mayor campo de juego para la inteligencia.
Dos de las principales fuentes de placer en el mundo físico son la buena comida y la comodidad corporal; sin embargo, un solo pensamiento hermoso o una imagen mental encantadora pueden proporcionar más placer y alegría que toda la belleza que hay en todo el mundo físico. Así que podemos ver que cuando elevamos la inteligencia desde el plano físico, y luego aún más alto, llegaremos a un estado de realización en el que veremos que la vida no está realmente limitada en absoluto; que también es ilimitada. Es cuando nuestra experiencia se limita a las fases inferiores de la existencia cuando descubrimos que nuestra vida es limitada. Aquí reside toda la tragedia de la vida.
Así que, si queremos ver personas felices, llenas de alegría y de paz, personas de mente generosa, personas con deseos de servir, deseos de generosidad y de caridad, las encontraremos si buscamos entre los que no tienen riquezas mundanas ni fama ni un gran nombre. Los encontraremos entre las personas que no se preocupan por el mundo y su espíritu; aquí encontraremos a los que son reyes en sí mismos. En Oriente se les llama derviches o faqirs o sanyasins. Todos ellos han elevado su inteligencia por encima de la esfera de la limitación.
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui