Hazrat Inayat: La Palabra Pt IV
Hazrat Inayat Khan concluye sus enseñanzas acerca de la vibración y la Palabra con un ejemplo del extraordinario poder de la Palabra cuando es dicha con fe. La publicación anterior de la serie puede encontrarse aquí.
En la historia de Las Mil y Una Noches sobre Ali Baba y los Cuarenta Ladrones encontramos el misterio de la Palabra descrita por Ali Baba. Fue en una época en la que Ali Baba estaba muy afectado por la falta de dinero; deseaba enormemente un cambio en la situación. Incluso se preguntaba si debía suicidarse, y después pensó que intentaría obtener lo que necesitaba, trataría de encontrar un lugar donde cumplir su deseo. Después de viajar por un tiempo, llegó a cierto lugar donde estaba sentado un derviche. Inició una conversación con él y el derviche le dijo “Sí, te daré la clave de lo que quieres. Anda a tal y tal lugar, y allí encontrarás una roca. Después, parado frente a esta roca, repite tal y tal palabra.” Así que Ali Baba fue al lugar señalado por el derviche y, después de encontrar la roca, repitió la palabra enfrente de ella. Entonces la roca se partió y abrió un camino frente a él.
Esta roca es el corazón del hombre. El derviche es el Murshid, la guía espiritual, y la palabra que le dio para resolver el misterio: que con la ayuda de la Palabra el tesoro se puede encontrar y abrir la puerta a través de la cual podemos entrar al reino de los cielos.
La seguridad en uno mismo, la fe, la confianza, la perseverancia, y la paciencia son todas necesarias. Mientras te digas a ti mismo que no es posible que un derviche te de una palabra, o que esta palabra no puede hacer lo que él haya dicho, entonces incluso si vas especialmente a esa roca sólo para decir la palabra en alto, encontrarías que la roca no se abre. Entonces pensarías, “No sirve. Iré a casa nuevamente,” o pensarías, “Esta es una roca – ¿cómo es posible que se abra o se rompa?” Es verdad, nunca se abrirá en este caso, porque entonces la palabra no tiene poder. La palabra es la espada, y la espada necesita un brazo para ser empuñada; el brazo para empuñarla es la fe. Si no hay fe, tampoco hay brazo; la espada está ahí pero no hay nadie para empuñarla. Alguien debería estar ahí para sostener la espada, y es la fe la que la sostendrá.
El poder de la Palabra se ha revelado a mí en todas las experiencias de mi vida. Todo momento ha estado lleno de maravillas; cada sucesivo momento lleno y lleno de maravillas. Es verdad que las personas pueden producir distintos fenómenos con otros métodos, pero no son la forma del sabio. La forma del sabio es entender por sí mismo. Cuando una persona desea cambiar su propósito en la vida, como quien se da la vuelta mientras duerme, el sabio podría decirle: “¿Quisieras observar el fenómeno? Entonces ven conmigo.” El sabio nunca irá indiscriminadamente a las personas – “¡Mira este fenómeno que puedo hacer!” No, incluso a sus propios pupilos les dirá, “Te enseñaré cómo ver por ti mismo lo que el fenómeno de la vida puede revelarte. Si yo te enseñase estos fenómenos aún no serías tú el que los produce. Incluso si al mostrarte los fenómenos te diese fe, sería una fe mucho más fuerte si vieses los fenómenos por ti mismo. Si solo confiaras en mis fenómenos, sólo creerías que es real por unos pocos momentos.”
Esto de lo que no se puede hablar ante nadie y ante todos sólo se comprende en el corazón y se mantiene ahí. Es por esto que se llama misticismo.
Traducción por Darafshan Daniela Anda