Hazrat Inayat: ¿No matarás?
La siguiente pregunta y tal vez sorprendente respuesta, fueron registradas después de un discurso a Cherags y Sirajs del Culto Universal. Hazrat Inayat Khan deja en claro que estos asuntos no se clasifican tan fácilmente como blanco y negro o como incorrectos y correctos. En este contexto, también podríamos recordar que cuando se le preguntó si era optimista o pesimista, respondió: “Un optimista, pero con los ojos abiertos”.
P: “No matarás y amarás al prójimo como a ti mismo”, está escrito en la Biblia. ¿Tiene entonces el Estado el derecho de condenar a alguien a la muerte?
R: Esto no se lo dijo al Estado, se lo dijo al individuo. El estado es responsable de muchos individuos, por lo tanto, su derecho y ley es diferente. Supongamos que fuera posible que los países cristianos pudieran hacer obedecer esta ley; no habría habido guerra ni ningún tipo de asesinato. La naturaleza humana es tal que proviene de la naturaleza animal; cada hombre no vive según la ley de un cristiano. Todo hombre nace egoísta, cada hombre quiere tener todo lo que quiere (obtener todos los deseos), incluso a costa del sacrificio de la vida de otro. Si el revólver o la espada no se usaran en absoluto, sería algo hermoso, pero ¿qué pasaría? ¿Deberían todos los seres humanos pensar como piensa un santo? La ley dada por Cristo a sus discípulos fue dada a aquellos que buscaban a Dios y la verdad. ¿Todos buscan a Dios y a la verdad? Todos están viviendo para la lucha de la vida. Por lo tanto, en todos los casos, la ley que se le da a un individuo no es aplicable para todos, aunque no se puede negar la belleza de la enseñanza que ciertamente ayudará a quienes toman el camino de la verdad en la búsqueda del amor y la bondad.
Pero entonces te diré otra cosa. Aquí se dice: “No matarás”. También, en otra parte, se dice que Cristo ha dicho que se desenvaine la espada. Si la espada no tuviera ningún uso, o si estuviera condenada, no se haría esa sugerencia. Pero además de esto, si la religión de Cristo se ha expandido en el mundo, no podemos quitarle el crédito a la espada. La sangre de los mártires es el fundamento de la Iglesia, aquellos que se expusieron a sí mismos por la causa, por el Mensaje. Sin ellos, el mundo no habría conocido el mensaje de Cristo, pocos lo habrían conocido y entonces se habría extinguido. Estaba destinado a ser así. La espada tiene su función en traer el Mensaje del Maestro; no solo en la vida y misión de Cristo, sino en la misión de los grandes maestros hindúes: Rama y Krishna. Moisés, que estaba antes de Cristo, tuvo que tomar la espada. Aunque la espada no es algo que hoy necesitemos tanto en la religión, no podría haber sido condenada en el momento en el que fue necesaria. Incluso hoy, si todas la naciones decidieran que no debería haber armas, la policía tendría que tener espadas de todos modos. La condición del mundo y la naturaleza humana no permitirían que el mundo existiera sin una espada en este momento. Podemos esperar que en el futuro el hombre pueda evolucionar, que no haya necesidad de la espada, pero ahora no puede ser práctico.
La psicología no debe olvidarse cuando se debaten principios morales. El principio moral nos enseña que debemos ser amables, indulgentes, que debemos dar nuestra vida incluso, si esto fuera requerido, por amor, verdad, bondad. Pero, ¿eso significa que deberíamos ir ante un león y decirle: “aquí está mi vida, una presa para ti, por favor, ven y cómeme”? El león nunca entenderá el principio; estará muy contento de comerte. Hay seres humanos peores que el león. Incluso el león podría entender tu principio, pero no algunos hombres, y hay muchos hombres así. ¿Qué vas a hacer con ellos? Tomarán tu vida y además todo lo que tienes. El león dejará los huesos, pero tal ser humano no lo hará; incluso usará tu piel y cada pedacito tuyo.
El equilibrio es lo mejor: comprender la moral y comprender la psicología. Cuando hay una divergencia entre estas dos cosas, entonces la religión se desequilibra. La religión no es solo para los santos; los santos no la necesitan. La religión debe tener un equilibrio que es enviado por los mensajeros de tiempo en tiempo, para ofrecer la misma religión que es dada a los hombres, para entender lo que es correcto para ellos y lo que les es pedido por Dios.
Traducido por Prajnabai Mariana Betancur