Hazrat Inayat: Vibraciones, parte II
Hazrat Inayat Khan explica ahora que es el cambio de vibración el responsable de lo que percibimos como la diferencia entre la vida y la muerte. La primera publicación de esta serie se encuentra aquí.
Lo que llamamos vida y muerte son ambas una existencia reconocida dentro de un cierto grado de vibraciones. Por ejemplo, cuando una persona dice: “Esta hoja está muerta”, lo que ha hecho que esté muerta es un cambio en las vibraciones. Ya no tiene las mismas vibraciones que tenía cuando estaba en el árbol y, sin embargo, no ha perdido sus vibraciones; las sigue teniendo. Por lo tanto, según las vibraciones no está muerta; sólo ha cambiado a un ritmo diferente de vibraciones. Si esa hoja estuviera “muerta”, entonces las hierbas no tendrían ningún efecto sobre el hombre cuando las toma como medicina.
Lo mismo ocurre con el cadáver de un animal o de un hombre. Podemos decir que la vida se ha ido de él, pero es sólo la vida que reconocemos como vida la que ha salido de él, porque reconocemos como vida sólo un cierto tono de vibración; cualquier cosa más allá o por debajo de él no la reconocemos como viva. Sin embargo, no ha muerto; sigue vibrando. Sigue existiendo, porque nada puede existir sin vibrar, y nada puede vibrar sin estar vivo en el verdadero sentido de la palabra. Se podría decir que no hay movimiento en un cuerpo muerto, que no hay calor en él, pero ¿no utilizamos pescado y carne de animales sacrificados como alimento? Si no tuvieran vida, no nos beneficiaría comerlos, porque sólo la vida puede ayudar a que la vida continúe. Si estuvieran realmente muertos, si toda la propiedad que se llama vida desapareciera de ellos, nos harían daño en lugar de bien. Esto demuestra que, aunque las llamemos muertas, queda algo de vida en ellas, y que este cambio es sólo una cuestión de grado en las vibraciones.
Cuando una fruta se ha descompuesto, cuando una flor se ha marchitado, ha habido un cambio de vibraciones. Es maravilloso observar una flor cuando todavía es un brote y ver cómo crece cada día, cómo vibra de forma diferente en cada momento del día, hasta que llega a tal culminación que empieza a irradiar, reflejando el sol. Además de su color y su forma, podemos ver algo vivo en la flor, algo chispeante. Se aprecia mejor cuando la flor aún está en la planta. Y entonces, cuando ha alcanzado su culminación, comienza a marchitarse gradualmente, y eso también es según la ley de las vibraciones. Pero incluso cuando sus pétalos han caído, todavía queda una forma de vida, porque incluso en las hojas secas (pétalos) de la rosa hay una fragancia, y de las hojas secas de la rosa se puede hacer una medicina eficaz. Esta medicina tiene cierta acción sobre la sangre y también nutre los intestinos; es muy purificadora. En la antigua medicina griega, la rosa se utilizaba de muchas maneras. Es muy refrescante, enfría la sangre y es muy fortalecedora.
Hay una gran diferencia entre comer verduras frescas y verduras en conserva, una diferencia de vibraciones. Las primeras están más cerca de nuestra vida, y las segundas, que se han alejado más de nuestra vida, tienen menos influencia sobre nosotros. Y lo mismo ocurre con todo. Cuando empecemos a ver la vida desde este punto de vista, nos daremos cuenta de que el nacimiento y la muerte son sólo nuestras concepciones de la vida, que la muerte no existe y que todo está vivo. Sólo cambia de una forma a otra, sujeto a la ley de las vibraciones. La diferencia en las vibraciones de los cuerpos muertos y vivos es una diferencia de su velocidad; es una diferencia de ritmo.
Además, las diferentes etapas de la vida, como la infancia, la niñez, la juventud y la vejez, y las diferentes tendencias que surgen naturalmente de ellas, son fenómenos de vibración. La fuerza y la debilidad, las tendencias a la acción y al reposo, todo procede de la diferente velocidad de las vibraciones. Y no es exagerado decir que detrás de cada enfermedad se esconden vibraciones erróneas que son su causa. Las vibraciones son la causa y también el efecto. Es interesante que un científico* llegara también a esta conclusión e intentara por todos los medios utilizarla en la ciencia médica. No vivió mucho tiempo, pero si lo hubiera hecho seguramente habría logrado algo maravilloso. Con este sistema intentó descubrir la naturaleza y el carácter de las enfermedades, y tratarlas según la ley de las vibraciones. Sin duda, su desarrollo será el trabajo de quizás cientos de años de experimentación, pero incluso iniciar tal método es un paso adelante. Cuanto más grande es una cosa, más tarda en desarrollarse. Algunas personas ya se están beneficiando de este sistema, aunque pasará mucho tiempo antes de que alcance la perfección que lo convertirá en un método de tratamiento superior a cualquier otro.
*Hazrat Inayat Khan se refiere al Dr. Albert Abrams de San Francisco, fallecido en 1924. Intentó diagnosticar y tratar enfermedades mediante el uso de vibraciones eléctricas.
Continuará…
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.