Ibn Arabi: La Boda del Curtidor
La muerte de una persona muy espiritual a veces se considera una boda, como se muestra en este recuento de Mohammed Ibn al-Arabi sobre uno de los sufis de Andalucía.
Abu Ali Hasan al-Shakkaz, el curtidor, fue parte de nuestro grupo en Sevilla. Era un hombre muy propenso a llorar y casi nunca estaban sus ojos secos sin lágrimas. Solía hacer compañía a un tío mío junto a mi padre quien era de la élite de personas de Dios. Nunca pronunció la palabra ‘yo’, tampoco le escuché jamás decirla.
Habíamos pedido la mano de una dama para que se casara con él y estábamos decididos a conseguirla. Sin embargo, enfermé y cuando vino a visitarme le conversé del asunto. Me dijo, “Hermano, ya estoy casado y el jueves entraré en mi hogar nupcial”. Esto fue un sábado. Entonces me dejó. Un tiempo después, Umm al-Zahra vino a visitarme, una mujer dedicada al Camino de Dios. Le conté lo que estaba en marcha. Cuando se marchó fue a visitarlo y descubrió que casi tan pronto como se había ido de mi casa había enfermado. Cuando ella le comentó sobre el asunto de la boda, él respondió, “Oh Fátima, en cinco días entraré en mi hogar nupcial, como le comenté a mi hermano Ibn al-Arabi”. Ella le preguntó, “¿Con quién te casarás? Y, ¿Cómo es que lo mantienes en secreto?” Él respondió, “Hermana lo sabrás el jueves”. El jueves murió, fue enterrado y entró al cielo, con la voluntad de Dios, un novio en la noche del viernes.
Traducido al español por Darafshan Daniela Anda