Mud? What mud? (Spanish version)

¿Barro? ¿Qué barro?  

Hazrat Inayat Khan a menudo equipara el esfuerzo por despertar el amor en el corazón con la labor de excavar un pozo; Un ejemplo aparece en esta publicación. Como el mundo es ahora más urbano que rural, es probable que la mayoría de los lectores no tengan experiencia en excavar en busca de agua, pero podemos imaginar que con solo sacar un par de palas llenas de tierra del jardín sería mucho trabajo. Lo que es más, el que busca agua no tiene una idea clara de hasta qué punto será necesario excavar. Incluso una tarea tan grande y seria como una tumba tiene una profundidad determinada, pero el agua está donde la encontremos; para hacer un pozo físico, tal vez tengamos que excavar cinco o incluso diez metros antes de ver signos de esperanza.  

Esta misma incertidumbre se aplica a la excavación espiritual; El buscador en el camino no tiene idea de cuánto trabajo se requiere, y al no tener forma de medir nuestro progreso, no es raro desalentarnos. Pero Hazrat Inayat habla específicamente de barro. Dice que encontramos barro y nos rendimos, ¿qué quiere decir con eso? ¿Qué es ese barro y cómo se nos manifiesta en el camino espiritual? 

El barro es una mezcla de tierra y agua. Podemos verlo como tierra ablandada por el agua, o como el agua demasiado cargada por la tierra para mostrar su claridad y pureza, incapaz de fluir libremente. En el ámbito espiritual, el agua representa el amor, y la tierra representa la acumulación de limitaciones, los vínculos egoístas e impresiones negativas que se encuentran en el corazón. La “excavación” se refiere a todos los métodos con los que un buscador puede eliminar estas capas: la oración, la autoobservación y diversas disciplinas, incluida la meditación.  

La paradoja, sin embargo, es que cuanto más cavamos en busca de la belleza espiritual, más desagradable es la vista. Aunque es difícil de admitir, descubrimos que hemos estado albergando frialdad, egoísmo, crueldad, mezquindad, falta de generosidad, resentimiento y muchas otras características negativas. Además, cuanto más cavamos, más nos damos cuenta de que nuestros defectos surgen de la subversión del ego, del pequeño “yo”, de la corriente sagrada del amor. Mientras más profundizamos, menos limpios nos sentimos, así como un trabajador de excavación de un pozo debe llegar a cubrirse de pies a cabeza con barro. 

 Obviamente, como Hazrat Inayat Khan aclara, la solución es seguir cavando, cavar antes de que lleguemos al agua pura, pero ¿por qué, podemos preguntar, algunos renuncian y otros perseveran? Hay diferencias de carácter, por supuesto: algunas personas son más tercas que otras, y podemos esperar verlas seguir cavando hasta aparecer en el otro lado del planeta. Pero el motivo real es la sed, sed del agua pura que responderá al anhelo del alma, y ​​completará la tarea de limpiar el barro. Es precisamente esa sed la que nos permite continuar con todas nuestras fallas aparentes, y es solo el agua de la vida la que nos puede ayudar.  

Por eso, en Gayan, Boulas, dice:  
El agua que lava el corazón  
es la corriente continua del arroyo del amor.  

Y en el Gayan, Chalas, encontramos:  
La verdadera felicidad  
está en la fuente de amor que brota del alma,
y ​​el hombre que permite que esta fuente fluya constantemente,  
en todas las condiciones de la vida,  
y en todas las situaciones, por difíciles que sean,  
tendrá una felicidad que verdaderamente le pertenece. 

Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui 

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