Orar juntos
Cuando decimos una oración, ¿estamos solos? ¿U oramos con otras personas, visibles o invisibles? Afortunadamente, si somos sinceros, estamos en la Presencia Divina, por lo que no estamos solos en ese sentido, pero ¿tenemos a otros a nuestro lado mientras oramos? Las congregaciones religiosas suelen fomentar alguna forma de oración en grupo, pero especialmente en Occidente no todos los seguidores del camino sufí practican una religión establecida.
La Confraternidad del Mensaje es una letanía de oraciones de Pir-o-Murshid Hazrat Inayat Khan; durante el siglo transcurrido desde su época, muchos devotos se han comprometido a recitar la Confraternidad de forma regular, normalmente a diario. Al menos un grupo internacional se reúne ahora en línea para repetir estas oraciones y, a través de esta sagrada disciplina, sentirse cerca unos de otros a pesar de la separación de miles de kilómetros.
El nombre de este conjunto de oraciones implica un cumplimiento del deseo en la oración Salat, que toda la humanidad esté unida como hijos de Dios. Sin duda, la palabra Confraternidad o “hermandad”[“brotherhood” en inglés] ahora es problemática para algunos, pero era usual en la época en que se hizo este regalo, y es innegable que estas oraciones están movidas por un deseo sincero de que todos los seres humanos, olvidando sus distinciones y diferencias, recordemos Quién nos ha hecho y a Quién pertenecemos en última instancia.
Dentro de la secuencia de oraciones, tres suras se repiten varias veces: “Derrama sobre nosotros Tu Amor y Tu Luz”; “Que el Mensaje de Dios se extienda a lo largo y ancho”; y “Descubre a nosotros Tu Luz Divina”. Al igual que las oraciones Saum, Salat y Jatum, las Suras elevan nuestra conciencia hacia lo alto, hacia el Ideal Divino, pero la redacción de las Suras en primera persona del plural – “Derrama sobre nosotros”, “Descubre a nosotros”-, así como el nombre de la letanía, podrían también expandir nuestra conciencia horizontalmente. Los otros también encuentran sentido en estas oraciones, y compartir momentos de amor, paz y belleza es la base de la familia. Hay un profundo consuelo en descubrir que no estamos solos.
También podríamos recordar que estas palabras nos llegaron a través de Pir-o-Murshid Hazrat Inayat Khan, y que cuando las repetimos de corazón él ciertamente está a nuestro lado y orando con nosotros. Si somos conscientes de esta bendición, las oraciones nos elevan a otro nivel.
Y por último, conscientes de la afirmación de la Invocación de que estamos unidos a todas las almas iluminadas, podemos darnos cuenta de que estas palabras son la esencia de las oraciones de todas las almas iluminadas a lo largo de la historia. Tanto si rezamos con un grupo, como si lo hacemos a solas en la cima de una colina o en la intimidad de nuestra propia habitación, estamos añadiendo nuestra pequeña voz a su coro siempre vivo. Esta es la verdad encarnada en esta frase de las Meditaciones de la Naturaleza:
Que mi corazón refleje
el espíritu de los santos