Lluvia
En la India, donde Hazrat Inayat Khan creció, los monzones llegan con notable previsibilidad. Desde principios de la primavera las temperaturas suben implacablemente, despiadadamente, hasta que un día – en Delhi usualmente cerca del final de junio – las nubes llegan y las lluvias comienzan. La tensión seca, calurosa, insoportable se rompe, y toda la naturaleza se regocija.
Sin duda, Hazrat Inayat estaba pensando en esto en su breve texto acerca de la lluvia de esa temporada; los estanques a los que se refiere son también una característica de toda la India, reservorios construidos en piedra o ladrillo con gradas laterales para tener acceso al agua a medida que el nivel disminuye.
No se ha registrado la pregunta a la que ese texto responde, pero podemos imaginar que en varias ocasiones las personas decían algo como: “Pero ¿por qué necesitamos el Mensaje Sufi? ¡Tenemos nuestra propia religión!” O quizás a veces se planteaba así la pregunta: “Tú dices que el Mensaje es el mismo que se ha dado siempre. Entonces, ¿para qué necesitamos escucharlo nuevamente? Tenemos nuestro propio profeta, hace siglos y milenios”.
La metáfora de la lluvia es una explicación con tacto. El propósito del Mensaje no es desafiar las lealtades de nadie, sino vivificarnos. Sí, de hecho, puede haber agua en el estanque, pero ya no está llena de la misma vida y magnetismo como cuando cayó del cielo como una bendición. El agua del estanque puede sustentarnos, pero sería prudente filtrarla y más aún, hervirla primero, antes de poder usarla.
Esta enseñanza apunta sobre todo al ciclo natural. Observamos los ritmos de día en día, de mes en mes, y de año en año; hay ciclos de crecimiento y declive en nuestros empeños y en nuestra vida personal, y por supuesto está el largo período o época del Mensaje que viene de Arriba, “cuando el Dharma decae”. El mensaje siempre ha llegado como una respuesta al sufrimiento de la humanidad; cuando nuestro lamento alcanza cierto tono, la respuesta llega. Esta es la razón por la que Hazrat Inayat dice: “Así como es necesario que cada año haya lluvia, así también es necesario que cada época tenga en su final el Mensaje de Dios”.
Traducido por Inam Rodrigo Anda