Cuentos: Cuestión de identidad.
Ocurrió una vez que Nasrudín tenía un magnífico turbante. Nadie más tenía un turbante así y Nasrudín solía usarlo en todas partes.
Cierta vez, en un cálido y soleado día de primavera, Nasrudín se quedó dormido en la plaza del pueblo, y un transeúnte decidió hacerle una broma. Con suavidad, quitó el turbante de la cabeza de Nasrudín y se lo puso, se sentó a su lado y, luego, animado también por la luz del sol, se quedó dormido.
Después de un tiempo, Nasrudín se despertó, miró a su alrededor y vio el turbante sobre el hombre que dormía a su lado. Un marcado ceño fruncido se dibujó en su rostro. Alguien cercano, que había visto la burla que le habían jugado, dijo, riendo, “¿Qué está mal, Mulá?”
“Amigo”, dijo Nasrudín, “veo ese turbante, así que sé que ese debe ser Nasrudín. Pero entonces, ¿puedes decirme quién soy?
Traducido por Juan Amin Betancur V.