Cuentos: Eligiendo el Instrumento
Érase una vez cierto gurú que deseaba abrir el entendimiento de un estudiante a los misterios espirituales de la vibración, pero como vivían de forma muy sencilla en el bosque, no tenían ningún instrumento con el que tocar. Por lo tanto, el gurú decidió que debían hacer un viaje a la ciudad y buscar algo con lo que el estudiante pudiera realizar sus estudios.
Cuando llegaron a la ciudad, hicieron averiguaciones y fueron dirigidos a una calle llena de tiendas que vendían instrumentos de todo tipo, todos altamente pulidos, todos ornamentados con reluciente latón y complicadas incrustaciones de maderas preciosas y nácar. Los tenderos los llamaban mientras avanzaban por la calle:
“¡Sí, por favor, pase, Maharaj! Lo que busca está aquí”.
“¡No vaya más lejos, Maestro! ¡Yo tengo su instrumento! Sólo mire”.
“¡Guru-ji, ven! ¡Por aquí! ¡Sólo la más alta calidad en mi tienda!”
Pero el gurú no prestó atención a los tenderos, limitándose a caminar tranquilamente por la calle, hasta que un hombre salió de una pequeña puerta portando un instrumento que, sin mediar palabra, colocó humildemente a los pies del gurú.
“Este es el instrumento que buscamos”, dijo el gurú. Y, efectivamente, fue el instrumento que llevaron de vuelta a su cabaña en el bosque.
Cuando, después de las abluciones y oraciones, el estudiante empezó a tocar las cuerdas del instrumento, descubrió que tenía un tono extraordinario, como si el propio instrumento estuviera vivo. Cada nota estremecía su alma hasta el éxtasis.
“Guru-ji”, preguntó, “¿cómo es que elegiste este instrumento? Aceptó llevárselo sin haber oído una sola nota, y sin embargo es seguramente de la más alta calidad”.
“Hijo mío”, respondió el maestro, “lo elegí escuchando el corazón del hacedor del instrumento. Si el corazón no tiene tono, ¿qué puedes esperar del instrumento? Mientras que, si el corazón está vivo, el instrumento que éste produce también debe estar vivo”.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.