Cuentos: Solo dejen de correr
En cierta ocasión estaba el mulá Nasrudín caminando en algún lugar en compañía de algunos estudiantes, y uno de ellos le hizo una pregunta. “¿Puedes decirnos, mulá”, dijo el estudiante, “por qué los pensamientos nos atormentan tanto? Yo tengo muchos pensamientos que no quiero, y no importa lo que haga, ellos no se van”. Y los otros estudiantes expresaron su acuerdo. “A veces”, dijeron, “¡adentro es muy bullicioso!”
En ese momento se encontraron con un granjero llevando una cabra con una cuerda. La cabra peleaba contra la cuerda, pero el hombre la arrastraba de todas formas. El mulá hizo un gesto respetuoso al hombre, que se detuvo sorprendido pues no estaba acostumbrado a ser saludado cortésmente por un hombre con turbante. Entonces Nasrudín se dirigió a los estudiantes, “Díganme, ¿este hombre está sujetando a la cabra?, O, ¿es la cabra la que sujeta al hombre?”
Casi al unísono los estudiantes respondieron, “Obviamente, mulá, el hombre sujeta a la cabra”.
“¿Están seguros?”, replicó el mulá. “Pongan atención”. Y de su túnica sacó un cuchillo con el que rápidamente cortó la cuerda.
Al instante, tan pronto la cuerda cayó, la cabra se escapó, y el hombre, con una mirada de consternación al mulá, corrió detrás de ella, tratando de atraparla.
“La cabra no tiene ningún interés en el hombre”, dijo el mulá, “pero ahora el hombre está corriendo detrás de la cabra. Obviamente, el hombre está siendo sujetado por ella”.
Los estudiantes se miraron entre si con desconcierto. “¿Qué tiene que ver esto con los pensamientos?”
“Sus pensamientos corren como cabras”, replicó el mulá, “y ustedes corren detrás de ellos. Si solo dejan de perseguirlos, pronto estará muy tranquilo en su cabeza”.
Traducido por Inam Rodrigo Anda
Gracias….
Hay que soltar las cabras!!
Aquietar la mente , para percibir mas la belleza!!!
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